De reojo.

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¿Acaso no confías en mi chica de las palomitas?

Dios claro que no lo hacía.

Pero estaba sobre todo lo que mi existencia era en esa cama. 

Mi corazón hacía música en la habitación junto a la gotera de tu ducha, ese apartamento eran solo paredes que observaban.  

Esta vez yo era la observada.

No por esas paredes.

Me mirabas Jimin.

No sonreías más, tus labios entre abiertos intentaban controlar algo que me apretaba las muñecas y me encerraba bajo de ti.

O más bien, dentro de ti.

Estaba asustada, esa tarde comencé a ser parte del cuadro.

Esa tarde, ya no me llevé algo tuyo sino que algo mío quedó ahí.  

Esa tarde, si confié en ti.

PopCorn |P. JMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora