La Bella y LA Bestia [Yeju] [Yerin x Yuju]

Capítulo Dos

Ya estaba harta de todo..

Literalmente, un comentario más que escuchara y se volvería loca.

Sus días en la academia de baile eran difíciles. Comenzando porque SoWon no dejaba de molestarla y ponía a todas en su contra, además de tacharla de homosexual. Como le irritaba aquello.

—UmJi,¿Cuándo volverás al pantano? Eres fea y no bailas muy bien. Habló la más alta del grupo, ósea la fastidiosa de SoWon .

Yuju no podía hacer nada más que mirarla desde un rincón, si intervenía, seguramente que la molestarían. Eso era uno de los puntos que le agradaban de su mejor amiga : no se enojaba por cosas como esas, pero siempre le pedía disculpas por no defenderla por no saber como.

Frustrada, sacudió su cabello y bufó mirando aquel gran reloj en el muro de la pálida pared, suspirando para después levantarse del lugar y salir de allí.

La academia tenía como una especie de patio trasero. Un lugar de paz donde habían arboles, césped, algunas flores  y la naturaleza a su plenitud ; como si fuese un oasis en un desierto. En este caso, un lugar de paz en mitad de la ciudad.

Cerró la puerta del gran ventanal de tras de sí, caminando hasta por fin llegar a un sector del césped que no estaba mojado y se veía verde. Se sentó en posición de loto,  con cuidado de no ensuciar sus mallas, eran sus favoritas.  Sólo paz y tranquilidad, sin los malos comentarios de las chicas, ni las burlas por sus caídas.

Si había algo por lo que más se avergonzaba, eran sus caídas. Pero tenía un viejo dicho de su abuela que decía : Yuna si te caes, debes levantarte.

Siempre cuando llamaba a su abuela solía llorar y el simple hecho de recordar eso en un lugar de paz, logró que sus lágrimas saliesen involuntariamente de sus ojos. Cómo extrañaba a la anciana que la había criado.

—No me gusta verla llorar.

He ahí cuando Yuju abrió sus ojos, secando su rastro de lágrimas y tallando sus ojos para comprobar si estaba loca o la fantasma esa estaba al lado suyo, demasiado cerca de hecho pero no podía hacerle nada, estaba muerta y solo era un alma en pena.

—¡No soy un alma en pena!. Habló la chica fantasmal, con un tono alto para sus oídos, dejandola en duda si acaso era mágica.

—¿Puedes saber lo que pienso?. Cuestionó asustada. Mordiendo sus labios de los nervios, bajando su mirada.

—No, solo lo dijo demasiado alto para mis oídos. Debería pensar en voz baja. Chasqueo su lengua. O eso había oído.

Otro día se tornaba fantástico al tener la aparición del espectro que la seguía ; y ella que se creía loca porque se supone que no la vió por el ventanal.

—¿Por qué me esta siguiendo?¿Acaso esta aquí en busca del asesino o asesina? Yo no he hecho nada. Se encogió de hombros, tratando de racionar sobre aquello, nuevamente pensando en voz alta.

—Algo así... Oh. No he dicho mi  nombre. Soy Jung Ye Rin. Pero puedes decirme : ama y señora.

Okey, eso sí le asustó. Se levantó bruscamente del césped y corrió hacia el ventanal, abriendo con un poco de agresividad este, y posteriormente ganándose una mirada reprobatoria -como siempre- de la mayoría de sus compañeras. Suspiró tomando sus cosas y sin despedirse de nadie porque no se le apetecía.

Demonios. Vio la hora en su teléfono y ya era tarde. No quería que llegara la hora donde todo se oscurecía, le aterraba.

Ya más calmada, fue al paradero y justamente su autobús llego a tiempo.
Se sentó como acostumbraba su rutina y no pudo más que notar su ahora sucia malla. Tendría que pedirle a la casera que lo hiciese, puesto que no tenía en su hogar nada más que un refrigerador, cama, armario y una mesita de noche. Aún así ella encontraba que era cómodo.

Estaba adormilada, hasta que escuchó un grito alertarle ; despertó y se bajó cuanto antes, notando que no era precisamente el lugar dónde debía bajarse, sino , unas cuantas  calles más antes de llegar.

Luego de una larga travesía por las calles, encontró por fin las llaves de su casa para poder abrir la puerta y entrar. Tiró con algo de fuerza su bolso hacia su cama, estando más que agotada y luego abalanzándose sobre esta ella también.

—No vas a librarte de mi tan fácil. El dedo índice color grisáceo apareció frente a sus narices una vez abiertos sus ojos.

—¿Qué es lo que quieres de mi?. Preguntó sinceramente. No quería más problemas.— Escucha. No se quien eres o si eres real o no. ¿¡Podrías dejarme en paz!?. Se sinceró la de mirada afilada.

—Ya te dije. Soy Jung Ye Rin. Y estoy aquí para matarte. De la nada la fantasma intentaba hacer el gesto de ahorcarla pero Yuna solo la miraba extrañada.

—No es mi culpa de lo que sea que estés aquí. Vete por favor y déjame sola. Mi día fue difícil. Miró hacia el apartamento pero ella ya no estaba ahí. No había nada más que ella y su voz resonando por las paredes de la habitación.

Todos sus días serían así. Quería llamar a su abuela, por lo que sin razón aparente, salio de casa, bajo del primer piso por las escaleras hasta llegar al hogar de la casera.
Hablando con la anciana mujer que no aparentaba más de setenta años, empezó la llamada a la casa de la mayor.

Unas risas se escuchaban, rodando sus ojos y suspirando. Seguramente eran los vecinos jóvenes de su edad que hacían fiestas mientras ella bailaba. Típico.

Su abuela no respondía, siguió así una media hora hasta que la llamada empezó.

—!Abuela Choi! No sabes lo que..—La risa seguía, pero como apagada, sintiendo un escalofrío recorrer desde sus pies hasta su cabeza.

—Tu abuela no está. La he matado. Sueña bonito Yuna...

Su corazón se despertó acelerado, al parecer se había dormido sobre su brazo izquierdo, mal iciendo en voz baja por el dolor que sentiría más tarde al moverlo.

Tocó su corazón y el solo hecho de ver la hora, provocó que abriera las mantas de su cama y se cubriera hasta la cabeza, con mucho temor.

Sólo fue un sueño. Sólo fue un sueño.

XxxxX

[hola, espero que les guste ^^ la verdad es que me encanta el miedo u cosas de ese tipo pero no siempre será así, gracias por las estrellitas a quienes las dejan

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