U n o

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🐧💕🐻

El reloj marcaba las cuatro en punto.

La fría ventisca meneaba los árboles arrancando las hojas de sus ramas. El murmullo del viento era lo único que podía escucharse por las calles, más lo importante era mantenerse abrigado pero Jongin solo podía pensar en el resfriado que el de piel lechosa podía coger si no cubría ese lindo cuerpo.

El clima era de unos cinco grados y sin embargo, podía sentirse la helada sensación bajo cero recorriéndole el cuerpo a pesar del grueso suéter sobre sus hombros. Incluso con la calefacción puesta, la casa continuaba fría para su gusto, pero que se le podía hacer, si bien el bajito era consiente que se encontraba en uno de los peores inviernos de Seúl y no en una isla afrodisiaca, el hecho de caminar por la casa completamente al desnudo era para él de lo más normal.

Todos parecían inmersos en la conversación mientras el moreno observaba a Kyungsoo ir y venir por la cocina impaciente y aún cuando sus miradas no se cruzaran, no existía mejor momento para Jongin que verlo fruncir el entrecejo.

¡Que importaba sí la familia del mayor se encontraba reunida en la sala, y que aquel pasillo fuera el más frío por los grandes ventanales sobre la pared! Aunque muriera de hipotermia prefería mil veces encontrarse así mirandolo.

-Kyunggie, ¿no quieres acurrucarte conmigo? -Canturreó desde el sofá con la mitad de sus extremidades congeladas.

-¡No, aún no la encuentro! -Bufó con un poco de desesperación en su voz.

Incluso con un montón de calcetines puestos el suelo podía compararse a una pista de hielo por lo helada que se tornaba ¿cómo podía, entonces, Kyungsoo aguantar con sus pies descalzos?

A pesar del rechazo por el más bajo, Jongin sabía que sólo debía esperar un poco más para tener a su bolita desnuda sobre sus brazos, cuarenta y seis eran los minutos que Kyungsoo se despojaba de su ropa y caminaba desenfrenadamente por toda la casa liberando un poco de su estrés y puede que para el chico estuviera bien pero los pantalones del moreno comenzaban a ser una tremenda molestia.

¡Tranquilo Jongin, hay casa llena, piensa con la cabeza... la de arriba!

Las voces de la sala se formaron algo ruidosas, lo suficiente para poner alerta a Jongin, si bien había un problema con mantener bajo control sus pensamientos, no era lo más importante ahora que el bajito había comenzado por golpear su cabeza contra la pared.

Y es que sólo podía culpar a los tantos primos y primas que decían ser de la misma sangre que Kyungsoo por visitarlo cuando claramente no era un hábito en ellos hacerlo. El chico solía descolocarse en esos momentos, pues su rutina ya estaba conformada con pasar los días en el sofá viendo televisión como algún maratón repetido de Bones, Jongin acariciando su cabeza y manos o bien jugando con las piezas de un rompecabezas, cualquier juego que lo ayudara con su destreza y justo ahora su tarde de solo ellos dos había sido interrumpida por tan repentina visita.

El ruido no ayudaba y Jongin sabía que en cualquier momento el más bajo entraría en una de sus tantas crisis, por algo había empezado a desvestirse con semejante temperatura en el exterior.

-¡Jongin, no está! ¡Ella se fue! –Gritó Kyungsoo jalándose de más las hebras del cabello.

Casi por inercia el moreno se acercó recordando todas las indicaciones que recuerda, el hermano de Kyungsoo le había dicho la primera vez y que ahora sabía de memoria.

Antes de que el mayor comenzará a gritar y patalear más, Jongin ya había tomado sus brazos pasándolos por sobre su cabeza y aunque luchaba internamente por no demostrar lo mucho que le gustaba sentir el suave trasero helado de Soo sobre su hombría, sabía que era mejor sufrir de tal manera que dejar que el más bajo se lastimara por sí solo.

H I M 👤 | K a i s o o |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora