Una hora

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Desperté, hacía frío. Me gire al otro lado para abrazarlo y noté que la cama estába vacía.
-A donde fué?
Me levanté y recogí mi cabello para dirigirme a la cocina, ahí tampoco estába. Tomé asiento mirando la ventana intentando evitar la ansiedad, mis manos temblaban.
¿Tanto lo necesitaba?
Si, claro que lo necesitaba...
El era tan mío como yo suya.
Su voz resonaba en mi cabeza, y los latidos de mi corazón cada vez eran más fuertes. Hacían eco en la casa, o así lo sentía yo.
Estába perdiendo la calma por él, justamente él, que era quién le daba paz a los dramas de mi mente.
Mis manos sudaban y estaban heladas, el aire me sobraba.
Quería saber de él, donde estába, porque se fué.
Era impresionante lo importante que era para mi. ¿Volverá?
Había pasado mucho tiempo, sentí abrirse la puerta.
Había vuelto, con una sonrisa y bolsas en las manos
-Ya desayunaste? Dijo parado en el marco de la puerta.
Sentí que se había ido por días... Y solo había pasado una hora.

   Cartas Al Chico CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora