Silencio.
Desde hace tiempo, es lo único que puedes escuchar.
Los pasillos del departamento parecen más vacíos que de costumbre.
A veces, sientes que eres una bomba de tiempo a punto de explotar. Que no mereces estar con él, que no mereces su compañía, que eres despreciable y que no te mereces nada. Que elegiste el camino incorrecto en la vida, que estudiar Abogacía en la Universidad no te llevará a nada.
Entonces, intentas alejarlo. Quieres protegerlo, en el fondo, y crees que mantenerlo a una distancia segura de ti lo mantendrá a salvo cuando explotes.
Grabas y grabas vídeos, escondes lo que en realidad está pasando del resto del mundo. Ustedes dos hablan a través de filtros, de cámaras y micrófonos, y se siente como si el mundo entera estuviera observando y analizando todos sus movimientos para probar sus teorías. Se siente como un ataque, así que te escondes.
Lo amas, demasiado, más que a ti mismo, pero no puedes soportar los ojos de todos sobre ti.
No puedes soportar toda la presión.
Quieres mantenerlo cerca de ti, pero parece que se te está escapando entre los dedos.
Lo que no sabes, es que él también te ama, y que quiere protegerte a toda costa. Que piensa que eres la persona más maravillosa que ha conocido en su vida y que, a pesar de que estás enojado, a pesar de que el mundo esté intentando irrumpir en vuestro universo, quiere pasar el resto de su vida contigo.
Detalles sobre ustedes se filtran, y ustedes pelean. Los gritos todavía retumban en su departamento, pero el tiempo los ha suavizado y los ha dejado como recuerdos de otra era.
Ustedes pelean, y a veces, parece que todo va a terminar, pero al final del día, tú siempre vuelves hacia él y él siempre vuelve hacia ti, en forma de promesas hacia un futuro mejor que ninguno de los dos espera.