La música del bar era mala. Suave, dulce, triste. Describía a un pobre corazón perdido. Miré a mi alrededor, todo el mundo estaba bailando, agitando sus brazos y moviéndose casi compulsivamente. Quizás la canción solo sonaba en mi cabeza. Traté de ignorar la melodía que no paraba de intentar envolveme. No era el mejor momento para crear canciones. Ni siquiera podía mantenerme plenamente consciente.
Empezó a doler más de lo que podía ignorar, así que decidí irme a casa. Intentar dormir, arroparme hasta dejar de sentirme vacía, aunque no funcionara. Veía caras desconocidas, con cientos de historias detrás. Miraba rostros tratando de imaginarme allí, radiante y fuerte. O al menos aparentándolo. De repente, una mirada, una sonrisa, un pestañeo y la fantasía se esfumaba. Él nunca había estado allí, y tampoco lo estaría. ¿Saben? Todo se siente demasiado lento cuando tratas de huir.
La luna estaba en lo alto del cielo. Caminar parecía una buena opción, llegaría cansada e iría directo a la cama. Así que me dirigí por calles concurridas hasta que llorar se volvió inevitable. Tomé una calle paralela ya conocida y me senté en el pavimento. Frente a una casa pintoresca de ladrillo me derrumbé.
- Hey ¡Levántate! Es un asalto.
-¿Qué me robas?-dije.
- Una sonrisa.- sonreí y él prosiguió- Vamos, que te vas a ensuciar toda.
- Lo sé, Diego, pero estoy bien así.
- Oh Dios, solo levántate.
- No quiero, deja de insistir.
- Bueno- respondió- espero que tú y la rata se hagan buena compañia.
- No es cierto- dije paralizada y levantándome poco a poco con la mirada fija mientras Diego me ayudaba.
-Sí, no es cierto, pero era la única manera que te pararas.- iba a protestar pero me cayó- Te acompañaré hasta tu casa y me explicarás qué acaba de pasar.
-Ya lo sabes, por algo estás aquí- dije dudando si de lo que creía que él sabía -Tú deberías explicarme cómo te enteraste.
- Buen punto. Pero sería doloroso explicartelo, G. Aún así... - me miró y entendí.No fue una ilusión.- Enric me avisó, te vió en un bar y te siguió para asegurarse de que estuvieras bien. Es una ventaja vivir al frente de donde tu amiga decide defogar su pequeño corazón roto
- Oh, pensé que hoy dormías en la casa de tu padre.
- Cambio de planes. Mis padres están locos.
Después de eso caminamos sin decir una palabra. No nos dirigimos a donde yo vivía. No, nos perdimos en el tumulto de la ciudad que hasta esa hora seguía despierta. Llegamos a una barrio al que había ido de día, con la luz del sol brindándole espíritu, Solo ir una vez bastó para que quedará grabada en mi memoria. De noche, era muy diferente, claro que no dejaba de verse increíble, pero eran formas opuestas de belleza. Miré a Miguel, ya estaba sintiéndome muy mal como para perderme en mitad de la noche. Me devolvió la mirada seguro.
- A él también le duele muchisimo ¿sabes?
- Sí, y eso empeora las cosas.
- Debió ser muy duro terminar¿ por qué lo hicieron?
Allí me dí cuenta de que cuanto le importaba a Enric, había evitado decírselo. Pero ahora todo caía sobre mi y mentir parecía la mejor opción. Sobretodo cuando había una excusa perfecta.
- Sus padres y los míos, ya sabes. Por fin lograron acabar con lo que nunca estuvieron de acuerdo.
- Oh diablos, G. Uno siempre debe luchar por lo que quiere. O luchas o dejas de querer y por lo visto tu no has dejado de querer.
- Es lo mejor. Y ya no quiero hablar sobre eso, por favor. - dije y él resopló.
De repente se detuvo e ingresó a un callejón alumbrado solo por una lamparita de luz cálida. Yo lo seguí y se plantó frente a una puerta de madera vieja. Cansada de andar sobre incertidumbres le pregunté dónde estábamos.
- ¿Qué? ¿No lo conoces? - lo miré con aturdimiento y el exclamó-Es uno de los puntos de la ciudad donde existe mayor concentración cultural. Aún no ha sido invadido por modas y niños tontos. Así que disfruta mientras puedas.
Apenas lo oí, no pude evitar abrazarlo efusivamente.Me trajo hasta aquí porque sabía que me haría sentir mejor. Un remolino de emociones me marearon y ocasionaron que el abrazo durara más de lo esperado. Me aparté apenas entré en razón. Y mientras intentaba ignorar la mirada que habíamos intercambiado, él abrió la puerta vieja. Lo que me esperaba allí dentro cambió mi mundo por completo.
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RandomLas noches ya no son lo mismo. Son caminos conocidos y mundos por descubrir. Porque cuando el sol se pone, las almas solitarias renacen.