Las cosas cambiaron

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—Mamá ya estoy en casa. —Dije yo. Vale Max tráeme a Paula a la cocina. Se la lleve y me dijo que ya tenía la merienda lista, pude ver que en la mesa de la cocina había una caja azul y una rosada. Le pregunté a mi madre que qué eran esas cajas y me respondió

—Ah... se me olvidaba la rosa es de Paula y la azul tuya, se la dieron a papa en el trabajo, abridlas para ver que son. Exclamo.

Mi hermana lo abrió, era una máquina para poner abalorios en el pelo, atambien un trenzador de pelo con lana y unas mechas postizas. Lo mío era una gran máquina para hacer regalices, le pregunte a mi madre si podía comenzar a hacer algunos y me dijo que sí, fuimos al salón merendamos y comencé a hacerlos. Mi hermana me miró con una cara de... venga tienes que hacerlo. Y yo me quede en plan de...vale, lo haré .Y si no sabéis a qué me refiero era a los chicos que vi en el bosque. Entonces cree veinte regalices y le dije a mi madre que iba de paseo con mi hermana, cuando llegue al bosque había un papel tirado en el suelo en el que ponía: Hola, soy Claudia la chica del árbol solo quería pedirte perdón, porque yo confío en que tú no eres así vi que tú hermana estaba en una silla de ruedas y como vi que tenía la pierna un poco roja sabía que le había pasado hoy si me quieres perdonar ven al árbol gigante a las 5:30 pm espero verte allí.😘😘😘. Lo leí mire la hora y eran casi las y media iré por detrás del árbol y le vi. Comenzamos a hablar de nuestro instituto nuestros amigos y resultó que teníamos un montón en común. Me contó que en su instituto cuando lleva el pelo mojado le llaman Clauduchi. Y así es cómo conocí a Claudia.

Encadenados a la amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora