Prólogo

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Tan solo con ver sus ojos cualquiera podía comprender que algo no estaba bien con él, en ellos existía maldad del tipo que no encuentras en cualquier lugar, la que te hace querer salir corriendo sin mirar atrás y rezando por tu vida. Una mirada terrorífica para una persona terrorífica, con la que nunca pensé que algo más podría suceder, pero aun así aquí estoy a su completa merced en un pequeño cuarto oscuro donde la tenue iluminación proviene del exterior, únicamente de una luna tan brillante como nunca antes he visto. Sus ojos vuelven a mí rogándome que le corresponda, rogándome por algo que estoy completamente dispuesta a entregarle sin impedimentos,  no soy capaz de distinguir si es debido al alcohol fluyendo a través de mi sangre o por el simple hecho de que siempre he tenido este sentimiento oprimido dentro de mí durante todos estos años. Lo único que sé es que lo deseo con tal intensidad que mi cuerpo  se estremecerse con solo verlo. Siento un fuerte escalofrío ascender por mi espalda cuando su dedo índice recorre suavemente la piel desnuda de mis brazo izquierdo desde mi hombro hasta mi muñeca y luego a la inversa, devolviéndome de mis pensamientos.

-Deja de sobre analizar todo como acostumbras siempre y has por una vez lo que tu cuerpo quiere-  Su ronca voz rompe el profundo silencio en el que nos encontrábamos. Lo miro directamente a los ojos, esos que asustan a muchas personas pero a los que yo dejé de temer en el momento en que me ofreció ese vaso de whisky. El solo hecho de que pudiera darme en ese momento exactamente lo que necesitaba pero lo que nadie había podido ofrecerme ni si quiera las personas que mejor me conocían, liberó la oscuridad que poco a poco comenzaba a consumirme y con ello volví a ser libre. Todo gracias a él, quizás mañana me arrepienta de lo que voy a hacer pero en este momento siento que estoy en el lugar indicado en el momento indicado.

Dark CompanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora