Yami Yugi/Atem One-Shots

Cadenas

El siguiente One-Shot corresponde a Ciudad Batallas. 

Gracias por tu apoyo Cote_Lover, espero que este texto logre estar a la misma altura de los demás para satisfacer tu gusto por la lectura.

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La frustración y el enojo comenzaban a apoderarse de sus sentidos. ¿Qué tan bajo podía caer ese hombre?

Intentó liberarse de los grilletes que la privaban de mover sus manos y sus pies, mas cualquier intento parecía nulo. ¿Y qué podía hacer al respecto? Aquellas cadenas que la aprisionaban no podrían ser removidas con la fuerza de un humano, pero la desesperación y la impotencia no la dejaban pensar racionalmente. Lo único que conseguiría sería lastimarse a sí misma y caer hacia el mar por la fina capa de vidrio que sostenía sus rodillas apoyadas en ella, pero no le importaba en lo absoluto.

De cualquier modo, ¿qué esperaba lograr? Incluso si conseguía liberarse, interferir empeoraría las cosas para los demás; ya estaban en suficiente peligro como para causarles más problemas. Realmente se sentía inútil; lo único que podía hacer era observar el tormento.

Posó sus pupilas en el chico de cabello tricolor enfrente. Podía ver claramente la mirada en su rostro reflejando los mismos sentimientos que ella tenía. No cabía la menor duda, su situación era aún peor; posiblemente se sentía acorralado con el gran peso de varias cadenas aprisionando su cuerpo, cada una de ellas perteneciente a uno de sus amigos, y solamente una de ellas era visible alrededor de su pie. Traían consigo la responsabilidad de protegerlos y salvarlos, y le imposibilitaban moverse libremente para no dañar a ninguno.

El enemigo sabía perfectamente cómo asegurar la victoria, utilizando un método lleno de cobardía del que no podría negarse. Tan sólo unos cuantos minutos bastaron para llevarlo a cabo, minutos repletos de un espacio en blanco dentro de su memoria, minutos en los que había logrado quitarles su felicidad.

Se sentía culpable. Culpable por no poder evitarlo, culpable por no poder ayudarlos, culpable por permitir su captura. Toda esa culpa la carcomía y no la dejaba en paz. Conocía del riesgo y aún así no había hecho nada, ni una mínima precaución. Quizás existieron cientos de maneras de impedirlo, cientos de oportunidades desaprovechadas por un exceso de confianza tomada a la ligera; oportunidades que le reprochaban sus quejas.

"¿Para qué te lamentas ahora que ya no hay tiempo? Ya no puedes remediarlo".

Pero, ¿por qué? ¿Por qué llegar a tal extremo? ¿Cuál era el punto de querer herirlos? ¿Qué ganaría al eliminarlos? ¿Cuán grande podía llegar a ser ese odio absurdo?  

Un golpe más impactó en contra del amatista; no obstante, sus ojos reflejaban un sufrimiento interno que parecía ser más intenso que el corporal.

¿Hasta dónde esperaba llegar? ¿Acaso no le bastaba con corromper la mente de su amigo y ponerlo en su contra? 

El Rompecabezas generó su particular brillo y le provocó algo de confusión. Los ojos afilados del joven cambiaron por unos redondeados mucho más gentiles, llenos con la misma pesadumbre que su anterior compañero. ¿Por qué estaba ahí? ¿En qué estaba pensando? ¿Acaso la presión del duelo era tanta incluso para el propio faraón?

No, era imposible. Lo conocía muy bien, aun cuando la situación se tornaba adversa, él siempre se mantenía luchando; la razón era algo más fuerte, algo ligado a un profundo lazo de amistad.

Depositaría su confianza en él. Quizás era el único que podía liberarlos de esas cadenas de agonía sin fin.

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