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Pero, por fin era mi turno. No lo podía creer, tenía a mi ídolo en frente. Lo abracé y comencé a llorar. Él sólo acariciaba mi cabello.

—Tranquila —me susurraba—. Debo estar horrible para que lloren en frente de mí.

PROMISE; r.d.g [EDITÁNDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora