Samantha iba correndo por medio de la ciudad de Seúl. No, no es que le gustara salir a correr por las mañanas, es que llegaba tarde al trabajo. Tenía suerte que SungHo siempre la cubriera cuando se quedaba dormida, y menos mal que no le pasaba a menudo.
—¡Siento llegar tarde!— Dijo al entrar en la agencia. Apoyó sus manos en sus rodillas para recuperar el aliento. Tenía la respiración agitada.
Un chico se le acercó. No podía verle la cara, pero estaba segura de que solo podía ser una persona.
—Has llegado muy rápido. Creía que con esas piernitas tuyas no llegarías ni para la hora de comer.— SungHo empezó a reirse.
—Tienes... suerte de que... de que no...
—Ya callate o te vas a morir ahogada aquí mismo.— La tomó de la mano y empezó a tirar de ella. —La fotógrafa está volviendose loca porque la estilista no está y quedan cinco minutos para que empieze la sesión de fotos.— Miró su reloj y aceleró su ritmo.
—Pero... espera...
—Lo siento, aún tienes que maquillarnos a todos y decirnos que debemos ponernos.
Samantha puso los ojos en blanco y se soltó del agarre de su amigo para seguir ella sola.
—¡Por fin llegas!— SeoHye estaba hablando con una chica del pelo de color rosa y azul. Ambas se acercaron a Sam y a SungHo.
—Es que no corre mucho.— SungHo señaló a Samantha, que tenía las mejillas rojas por no haber descansado suficiente.
—Voy a pintarte un mono en la cara.
—Eh, chicos. Ya basta. Ahora mando yo.— Dijo SeoHye para calmar a esos dos.
—Hasta es irónico que tú mandes siendo la menor de todos.— Dijo SungHo para hacerla enfurecer, cosa que no consiguió.
—Empieza a mover tu trasero para sentarlo en una de esas sillas si no quieres que me encargue de que no te den lineas en el próximo comeback.
—A la orden.— El chico casi se alejó corriendo con miedo de lo que le pudiera hacer.
—Ah... Estos niños...— SeoHye se pasó la mano por su cabello rubio oscuro y luego se frotó la nuca.
—Pero sí es cierto que tú eres la más pequeña de aquí...
—¿Quieres que te arranque las uñas?— La fulminó con la mirada.
—Callo.
SeoHye entornó los ojos y suspiró para no perder la paciencia.
—Tengo mucho trabajo por hacer hoy, veamos como va esta sesión.— Le indicó a la chica con el pelo de color que se acercara. —Ésta es Narumi, empieza hoy como estilista. Va a ser tu... ¿Aprendiz? Da igual, espero que os lleveis bién.— Se alejó para ir donde estaba todo tipo de material fotográfico como flashes, cámaras, trípodes... —¡Empezamos en diez minutos!
—Hola, espero que nos llevemos bién.— Narumi hizo una reverencia y Sam la imitó. La chica tenía acento japonés, lo que le pareció tierno a Sam y le recordó que ella también entonaba diferente por ser de Australia.
—Hola, soy Sam y espero que nos llevemos bién también.
Sam le enseñó a la chica donde guardaban cada cosa y que debía hacer si pasaba esto o aquello. Mientras, los chicos del grupo se iban sentando en las sillas para maquillarles.
—Minion...
Esa voz podría reconozerla en cualquier lugar. HeeCheon estaba detrás suyo, abrazandola por la espalda y apoyando su barbilla en la cabeza de Sam.
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Minion
FanfictionDedicado a @Wondeller. Porque Samantha es una enana y HeeCheon un palo. ©NXVXR_KNXWN |2017|