1|2: Dejando la tierra atrás.

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El sol brillaba intensamente cuándo Jeongyeon cruzó la hierba mientras se dirigía hacia la tumba de Jin. Era el día perfecto para un picnic.

''Feliz cumpleaños querido''.

El ambiente tranquilo y emotividad de momento hicieron que el preparando del sándwich y su consumo líquido fuera algo relajante.

Ella terminó echando las hojas de hierba que habían invadido su mesa, y sentada con las piernas cruzadas en frente de la tumba, respondió a nadie en especial.

''Sí, tiene ese horrible sabor picante que amas''.

Esa solicitud siempre la hacía, terminó inclinda hacia atrás sobre sus manos, cerrando los ojos, dejando que el sol calentara su rostro.

''Nuestros bebés están bien. Voy a traerlos más tarde. Tzuyu los está cuidando mientras toman una siesta. Yo sólo quería un poco de tiempo a solas contigo''.

Ella contuvo sus lágrimas, visitar esa lápida no cambiaría nada.

''Kim Seok-jin'' leyó.
''Amoroso esposo y padre''.

''Te echo de menos''. Susurro.

''Extraño nuestras platicas. Las bromas absurdas que siempre me divertían. Extraño tus brazos, extraños ser abrazada a media noche, cuando me hacias saber que todo estaría bien. Extraño nuestras peleas.... Extraño nuestras reconciliaciones...''

Jeongyeon no pudo seguir.

''Lo siento''.

Las malditas lágrimas continuaron desbordando de sus ojos, buscaban escapar tanto como ella.

''Es tu vigésimo séptimo cumpleaños y estoy llorando como una niña''.

Los pájaros cántaron en respuesta y el viento soltó una hebra de su cabello acariciando su rostro.

''Lo sé''.
Ella metio el cabello detrás de su oido.

''Estarías aquí si pudieras. Protegiéndonos, asegurándote de que cumplir con nuestras necesidades, pero vamos a estar bien. Hyunjin pronto comenzará a ir a la escuela y Ryujin juega sus amigos del vecindario''.

Jeongyeon suspiro, sus bebés estaban dejando de serlo, le asustaba lo rápido que habían crecido.

''Estaba pensando en acabar esa clase que empecé antes de que Ryujin naciera''.

Miro la piedra.

''Sólo me faltaban dos años y como siempre te gustó la decoración de la casa, algo habré hecho bien, al fin y al cabo no soy una anciana, no sería raro ver alguien pasando de los 25 en la Universidad''.

El sol se tornó oscuro y la mujer llorando miró hacia el cielo confundía, no habían nubes o signos de tormenta.

''Bueno, eso fue extraño''.

Olvidándo el asunto, su concentración volvió a tornarse en aquella lápida.

''Tzuyu quiere que me encuentre con uno de sus amigos, le dije que era demasiado pronto''.

No tenía ánimos para nada. ''Apenas ha pasado un año desde que tu deceso. No estoy lista para conocer a otros hombres. ¡No quiero conocer hombres, no me importa ser la viuda de la zona, soporte todo cuando estabas enfermo! No hay un hombre que yo pueda amar como a ti, uno que ame a nuestros bebés tanto como tú y yo, no me conformaría con menos querido, lo quiero todo... o para el caso, no quiero nada''.

La frustración acumulada fue soltada.

El chasquido de una rama, seguido por un gruñido bajo, hicieron que Jeongyeon volteara, pero antes de que ella pudiera procesar lo que estaba viendo, su mundo se torno negro.

EL GUERRERO DAÑADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora