Anonymous | YOONMIN (PAUSADA)

Capítulo I : "Min YoonGi"

Los pasos de YoonGi se hacían un poco más rápidos cuando el silencio en la neblina se volvía un poco más aterrador que de costumbre. No sabía cómo había terminado ahí. Los lugares que le rodeaban parecían cambiar cada segundo haciendo que se sintiese perdido.

Y cada que miraba su reflejo en los ventanales sentía como si no fuese él a quien veía.

Vio el reloj de su muñeca, ya casi era media noche, YoonGi solo quería salir de ahí.

Ese día había empezado con un paquete anónimo. Bastante elegante. Una caja grande y una carta sellada con un elegante diseño en cera negra con su nombre escrito en una caligrafía llamativa en la parte posterior del sobre color crema. Se sintió desconcertado cuando vio un disfraz en la caja y una rosa roja de tallo largo.

Leyó la carta, dándose cuenta de que era una invitación a lo que parecía ser una cita a ciegas.

"Sería un honor que nos acompañases en esta velada"

YoonGi no estaba muy seguro de qué iba todo esto y pensando que sería alguna idea retorcida de sus amigos de la facultad sacó el disfraz para verlo.

Las vestimentas de lo que parecía ser un hechicero llamaron un poco su atención. Era un disfraz bastante elaborado y YoonGi no pudo evitar pensar en cuanto costaría uno de esos. El disfraz venía acompañado de un sobrero y una máscara blanca de rostro completo. Fue entonces que vio que había tres sobres grandes ocultos bajo el sombrero. 

Uno decía "Tu cita", el segundo, "Abrir una vez que estés con tu pareja", y el tercero, "Primera Pista".

YoonGi tuvo la impresión de que todo este rollo de la cita a ciegas iba a ser uno de los juegos organizados por uno de sus compañeros de clase, y tenía en mente algún posible sospechoso.

Mentiría si dijese que no le parecía interesante todo esto. Así que se miró en el espejo con el disfraz en las manos antes de abrir el sobre que decía: "Tu cita".  Lo único que había era una dirección , la hora de encuentro y una "Regla". 

"No puedes hablar hasta las 10:30 pm. Ni una sola palabra o recibirás un castigo" 

Enarcó la ceja ante aquella regla. ¿Qué clase de cita a ciegas era si no podría hablar? 

Realizó sus actividades con normalidad. YoonGi era un estudiante de Literatura y Lingüística, estaba en su cuarto año de la carrera en la universidad privada de la Isla St. John. Era una isla considerablemente grande que aún mantenía el sistema de gobierno mediante reyes. Tenía una ciudad un poco modernizada, pero la infraestructura era conservada de los años 1490. A YoonGi personalmente le gustaba más vivir en esa isla que en su país natal, no era un fanático de la vida modernizada. Y a sus 25 años, se había vuelto una persona independiente. 

Cuando se vio a si mismo con el disfraz puesto pensó que no se veía nada mal. Debía dar crédito a quien escogió el disfraz, pues parecía un auténtico hechicero. Se colocó la máscara, el sombrero y cogió los sobres junto a la rosa. 

Eran las 8:15 pm, y se dirigió al encuentro de su cita. No salía el nombre de la persona a la que buscaba, así que cuando terminó en la residencia universitaria de la facultad de Psicología se preguntó quién sería su misteriosa cita. 

8:30 pm y se aclaró la garganta antes de tocar la puerta de la habitación 367. Escuchó un poco de ruido en el interior y luego un "Esta abierto, pasa".

Con algo de inseguridad, YoonGi abrió la puerta y asomó la cabeza. Se sorprendió de ver a un chico con un antifaz de tela desgastada y el disfraz de un muñeco vudú. YoonGi nuevamente dio crédito a quien sea que hubiese elegido los disfraces. 

No pudo evitar dar una mirada rápida al lugar. Estaba un poco desordenado. Un gato negro estaba sobre la mesa estirándose en un enorme libro abierto. 

"¿Quién eres, me pregunto yo, buen hechicero?" ; unos divertidos ojos grises brillaron a través del antifaz del chico y una sonrisa juguetona adornó su maquillado rostro. El cabello desteñido y desordenado del chico hizo que tuviese ganas de pasar los dedos por las hebras de estos. Y un olor a incienso inundo sus fosas nasales de repente.

YoonGi notó entonces la gran cantidad de velas que adornaban el pequeño lugar. ¿Era un estudiante o un brujo? YoonGi debía admitir que el disfraz le iba bien a la ambientación del lugar. 

YoonGi hizo una educada reverencia y extendió la mano con la rosa roja hacia el joven, quien dejó salir una seductora risa antes de tomar la rosa rozando los dedos de la mano contraria. 

"Gracias, buen hechicero" ; por instinto olió la rosa que acababa de recibir. " ¿De verdad no habla? Muy bien, entonces solo tome asiento, por favor" ; señaló el único sofá del lugar, un poco desgastado. " ¿Gusta mi visitante una taza de té, cafe? ¿Un trago quizás?" ; el joven agitó una botella de absenta en una de sus manos. "Podría darle una pajita para que pudiese beberlo"

YoonGi negó levantando la mano para declinar la oferta con amabilidad. Había algo intrigante en la voz del chico, e intentaba recordar si la había escuchado antes o no.

El joven se fue a la pequeña zona del dormitorio que estaba al lado de la improvisada cocina. Junto a la cama había un biombo para cambiarse, y YoonGi no pudo evitar pensar que aquello lucía bastante femenino y con mucha clase. El joven sacó unos zapatos del biombo y se los colocó mirándose al espejo de cuerpo completo que tenía junto a este.

"Esta noche me siento muy emocionado, ¿Usted no?" ; YoonGi asintió sonriendo un poco a pesar de que el  chico no pudiese ver su sonrisa debido a la máscara.

Por curiosidad, YoonGi había buscado fotografías en el lugar para ver la identidad de su cita, pero parecía el joven había sido astuto y escondió los cuadros, y había visto uno que otro volteado. 

"El sobre dice que esta noche no puedes hablar hasta las diez y media, si lo haces deberé decirte que te vayas, y no creo querer hacerlo..." ; la voz del chico sonaba tan bien a sus oídos. Según las reglas del juego se suponía que los participantes no debían conocerse entre sí, pero YoonGi sentía haber escuchado su voz con anterioridad y quería saber de dónde. "Realmente me pregunto quién eres, buen hechicero" 

YoonGi sintió sus rostro calentarse ante el tono de voz utilizado por el misterioso joven. Agradeció eternamente la máscara que llevaba puesta en ese momento o estaría realmente avergonzado.