The Night II

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-Tsu, no estoy seguro de si puedo continuar. . . es la primera vez que estoy con un hombre y . . . no sé – me sentía avergonzado. Me tapé la cara con mis manos para evitar ver la posible cara de decepción de Tsuzuku. De verdad quería hacerlo con él, pero nunca me lo había planteado, y todo estaba suponiendo un shock para mí.

Noté como Tsuzuku me quitaba las manos de la cara y me miró a los ojos. No había decepción en su mirada, sino más bien preocupación. Eso me tranquilizó un poco. Me acarició la mejilla suavemente y me dio un beso en la frente, cosa que me sorprendió.

-No hace falta que sigamos, pero me hacía ilusión poder hacer esto contigo – me susurró mientras seguía acariciando mi mejilla. Sus palabras me hicieron sonreír. Nunca había imaginado que Tsuzuku pudiera llegar a ser tan dulce. Cogí su cara entre mis manos y le besé suavemente. Él me devolvió el beso con la misma intensidad. Y así entre en una especie de trance lleno de suaves besos y dulces caricias. Cuando quise darme cuenta yo estaba tumbado en el sofá con Tsuzuku sobre mí mordiendo la parte baja de mi abdomen y mirándome interrogante. Contuve la respiración y asentí, dándole permiso y sabiendo a ciencia cierta que ya no habría vuelta atrás. Tsuzuku continuó mordiendo suavemente la zona en la que estaba, pero a la vez empezó a acariciarme la entre pierna por encima del pantalón. Esto hizo que me tensara y jadeara. Él sonrió satisfecho y continuó con lo que estaba haciendo, aumentando el ritmo de sus caricias y la intensidad de sus mordiscos. Hasta que llegó al punto en el que no sabía si lo que estaba sintiendo era placer o dolor y esa sensación hizo que soltara un ronco gemido. Me tapé la cara, avergonzado.

-No hagas eso – dijo con la voz más grave de lo normal. Aparte un poco el brazo que había utilizado para ocultar mi rostro y le miré.

- Y si quiero hacerlo, ¿qué? – le respondí desafiándole, aún con medio rostro cubierto. Él enarcó una ceja y se puso sobre mí, quedando su rostro a la misma altura que el mío. Me miró de forma muy intensa y yo volví a tapar mi rostro. Sabía que Tsuzuku se tomaría ese gesto como reto y haría todo mucho más divertido. Me apartó bruscamente el brazo de la cara y lo sujetó a un lado de mi cabeza, después hizo lo mismo con mi otro brazo y acercó mucho su cara a la mía, pero sin llegar a tocarme. Esta posición me obligaba a mirarle directamente a los ojos, lo cual me incomodaba bastante. Intenté desviar la mirada, pero Tsuzuku me cogió de la barbilla para llamar mi atención y me fue imposible ignorarle.

-¿Siempre tienes que tener la última palabra?- me preguntó. Yo me mordí el labio, pero le miré desafiante.

-Sí – le respondí mientras cortaba la distancia que había entre nosotros y le mordía el labio inferior. Él me dio un suave beso antes de separarse de mí y volver a bajar hacia mis pantalones. Esta vez no dudó en desabrochármelos y quitármelos. Se puso de rodillas sobre mí, con una pierna a cada lado de mi cintura y me miró atentamente. Yo le devolví una mirada interrogante.

-¿Por qué paras?- le pregunté un poco incómodo por las hambrientas miradas que me dirigía. Él me sonrió.

- Porque quería admirar lo guapo que eres- dijo. Yo me sonrojé y desvié la mirada.

-Deja de decir tonterías y sigue- murmuré avergonzado. Tsuzuku sonrió divertido.

-Sí, señor- dijo antes de pasar su bífida lengua por encima de mi ropa interior, haciendo que volviese a gemir y elevara levemente mis caderas en busca de más contacto. Tsuzuku se dio cuenta de lo que había hecho y, sonriendo satisfecho, volvió a repetirlo. Siguió repitiendo ese mismo movimiento hasta que consiguió tenerme totalmente erecto y rendido a su merced. Tras una última lamida me quitó la ropa interior de un solo tirón, del que apenas fui consciente. Sólo reaccioné cuando Tsuzuku comenzó a masajear mi miembro con sus manos. Haciendo que gimiera más fuerte que antes, ya que ahora no había nada entre sus manos y mi miembro. Tsuzuku aumento el ritmo, haciendo que aumenta también la escala de mis gemidos.

-Tsu. . . –gemí desesperado por que aumentara más el ritmo, pero de repente paró en seco. Le miré y vi como me sonreía divertido. Y eso fue la gota que colmó el vaso. Me erguí, haciendo que él volviera a tumbarse y le desnudé rápidamente, desesperado. Él me miró satisfecho.

-Tsuzuku quiero que lo hagamos ya. . . – le susurré al oído. Él asintió y comenzó a descender una mano hasta llegar a mi entrada, haciendo que me tensara. Él se dio cuenta y comenzó a acariciar mi miembro suavemente.

-Relájate- me susurró al oído antes de introducir un dedo en mi entrada. Eso hizo que me tensara aún más y que soltara un quejido. Tsuzuku aumentó la presión sobre mi miembro, haciendo que me olvidara momentáneamente de la intrusión. Cuando volví a darme cuenta de que sentía una molestia en mi entrada Tsuzuku ya había introducido en mí un segundo dedo. Esta vez no fue tan molesto como la anterior, de hecho empecé a disfrutarlo. Pero un tercer dedo me invadió volviéndome a hacer sentir esa extraña sensación.

Busqué los ojos de Tsuzuku y me encontré con que estaban absortos en el espectáculo que debía estar dando. Todo esto junto a la sensación de la mano de Tsu sobre mi miembro hicieron que casi me corriese. Frené la mano que sostenía mi miembro y le miré.

-Deja de hacer tonterías y házmelo ya- le ordené.

- Que aguafiestas eres, con lo bien que me lo estaba pasando mirando como ponías esa cara de. . . mmm. . .- le besé y me puse sobre él. Todo mi cuerpo se tensó al sentir el miembro de Tsuzuku presionando mi entrada. Me concentré en besarle mientras él se hundía en mí lentamente. Dolía mucho, mucho más de lo que había pensado. Sin darme cuenta mordí el labio de Tsuzuku haciéndolo sangrar. Él en vez de quejarme me miró con preocupación y dejó de moverse.

-¿Estás bien?- preguntó mientras acariciaba mi mejilla, por la cual me resbalaba una lágrima.

-Sí- dije decidido. Pero él me miró dubitativo.

-Creo que es mejor que lo dejemos. . .

-Ni de coña- dije antes de aprisionarle contra el sofá y comenzar a moverme. Al principio me dolió a horrores, pero tras seguir moviéndome varios minutos, empecé a sentir cómo ese dolor se transformaba en un placer que sería incapaz de describir. A eso también ayudó la cara de excitación de Tsuzuku y sus gemidos de placer, que hacían que me excitara más de lo que ya lo estaba. Mientras continuaba moviéndome noté como Tsuzuku me cogía de las caderas y se erguía, quedando los dos sentados, aunque yo seguía sobre él. En esta posición podía notar a Tsuzuku más dentro de mí y rozando un punto que me volvía loco. Comencé a moverme más rápido y a gemir como nunca lo había hecho. Comencé a morder su cuello sin importarme si le dejaba marcas o no. Lo único que quería era aplacar el fuego que me estaba quemando por dentro.

-Me encanta cuando te pones dominante- me susurró Tsuzuku al oído y comenzó masturbarme. Eso hizo que mi mente se desconectara y me corriera mientras gritaba el nombre de mi compañero. Tras el orgasmo más increíble de mi vida me apoyé contra Tsuzuku, el cual tampoco duró mucho y acabo corriendo dentro de mí susurrándome algo que no pude entender al oído. Él se desplomó sobre el sofá y yo contra su pecho. Podía notar el vaivén de su pecho al respirar y el ritmo acelerado de su corazón. Cuando volví en mí, levanté la cabeza y le miré. Él enterró sus dedos en mi enmarañado pelo y me acarició la cabeza.

-Oye, Tsu ¿por qué has hecho esto conmigo?- pregunté y él me obsequió con una de esas miradas que no estaba seguro de cómo interpretar.

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