DESTINO
- “¿Tú no crees en el destino, Oikawa?”
Preguntó uno de sus compañeros de física luego de escuchar la historia de su nuevo docente, quien en lugar de comenzar con la clase prefirió contarles acerca de su vida, inició hace 15 años , con que después de ser despedido de su empleo por llegar tarde, terminó en un callejón donde fue asaltado al minuto de entrar en él. Miserable y desconsolado vago por las calles, fue guiado unicamente por su suerte hacia una tienda de abarrotes muy lejos de su hogar, siendo acogido por las suaves manos de la propietaria, un ángel sin lugar dudas, que luego de recibirlo con una taza de café… en fin… el tipo conoció a la dama, se casó con ella y al poco de terminar su carrera se abrió una plaza para docencia, tomó la oportunidad, quizás su “destino” era el de hoy estar frente a ellos. Todo eso, por el simple hecho de haber llegado tarde al trabajo.
“Basura barata” pensó en esos momentos.
No es que nunca hubiese creído en el destino. Recuerda que cuando era niño se subía a la tortuga gigante que había en el centro del parque en el que jugaba con Iwaizumi, esperando que algún día una de las estrellas que brillaban en el cielo bajara para él, espero cada noche, siempre a la misma hora para algo que nunca sucedería, como ya se lo habían dicho varias veces.
Lo siguiente que esperaba era el amor de su vida, siempre iba por la opción más fácil, alguna belleza de su escuela o de otra, no importaba, sin embargo, siempre espero por ese momento en el que conocería a alguien y le quitaría el aliento nada más con verla. Espero ese momento y que nadie diga que nunca lo intento, buscó por todas partes. Después de graduarse se dio cuenta de que tal vez estaba buscando en el lado contrario de la pasarela y desde entonces comenzó a mirar a ambos lados de la calle.
Lo que continuó con su decepción, fue un poco antes de graduarse de la secundaria, preguntándose una y otra vez ¿para qué estaba hecho?, no había algo que lo llamara, nada que le susurrara “Eres el indicado para esto”. Viéndose entre todas las posibilidades o ninguna decidió por estudiar Ingeniería aeronáutica, arrepintiéndose el primer día de su ingreso.
No cree en el destino porque el destino no le ha dado motivos para creer en él.
Esa era una respuesta si le volvían a preguntar sobre el destino, ahora lo sabía, pero como hace media hora que escapó de la pregunta.
Ahora se dirige molesto a su habitación porque sabe que tal vez este era su destino, no hacer viajes intergalácticos con extraterrestres sobre estrellitas, seguir la innumerable rutina de conocer a alguien y con el tiempo te deje sin aliento de a poco hasta que pienses que es el amor de tu vida y asistir clases de teoría de la física sin poder tocar una nave de verdad todavía.
Sus pisadas hacían eco en todo el pasillo hasta por fin estar en la puerta con el numero 401 encuadrado con letras doradas, al abrir la puerta sintió un escalofrio recorrer su cuerpo al ver un cartel azul gigante que ponía “Congratulations, Its a boy” y un sorprendente espécimen de musculos recostado en todo su esplendor sobre sus sábanas, con un pegueño globo celeste en su entrepierna que decía “Boy”. Su mirada siguió subiendo por el increíble torso, hasta llegar a un rostro de angel dormido y un cabello bicolor levantado en una especie de cuernos.
- ¡Hey, pervertido! -intentó levantarlo, intentando no tocar nada indebido - ¡Hey!
- ¿Huh? -Abrió un ojo̶ -¿quién eres tú? - Sus brillantes ojos dorados lo observaban aun adormilados.
-No, no, no, la pregunta es quien eres tú.
-Soy Bokuto Kotaro, el genial as de la universidad tecnológica de Tokio.
