Cada noche tenía el mismo sueño.Los árboles se movían lentamente con la brisa del cálido viento.Había un lago cristalino cerca de un banco abandonado.Había una silueta dibujada en lo más profundo del bosque,tenía una mano alzada invitándolo a acercarse.Él se acercaba a paso ligero alargando su temblorosa mano.Pero como cada noche,se despertaba antes de poder alcanzarla.Sin embargo, aquella noche de tormenta,todo cambió por completo.
Había comprado unas pastillas que su amigo Adolfo le había aconsejado para su depresión. Tumbandose en su cama,cerró los párpados dulcemente cayendo en un sueño profundo.Volvió a soñar con aquel lugar y con aquella silueta.Más aquella noche pudo descubrir que la dulce mano que le daba la bienvenida,era su prometida.Y cogiéndole tiernamente la mano,se adentraron en aquel hermoso lugar del cual no volvió jamás.