EL CHICO QUE SE FUE (TROLLY ONESHOT)

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Troy había sido afortunado. Tenía buenas notas, dos increíbles padres, una hermana menor que realmente lo hacía feliz y a Scott, su mejor amigo. Pero, aun así, el chico se sentía incompleto.
Iba a la iglesia todos los domingos, y siempre preguntaba al sacerdote de la parroquia por qué tenía aquel sentimiento. El hombre siempre le respondía que tal vez tenía una falta de Dios en su vida. Alguna mentira guardada. Algún acto mal hecho. Un pecado no confesado. Pero Troy estaba seguro de que sus sentimientos no tenían nada que ver con todo esto.
Aun así, el chico podía olvidar su vacío y ser feliz. Hasta que su hermana menor enfermo de leucemia.
¿Alguna vez te has golpeado fuertemente el dedo pequeño con el borde de la cama a mitad de la noche? Posiblemente sí. Bien, Troy se sintió así cuándo lo supo. Pero el dolor no desapareció. No se hizo más leve, ni soportable. El dolor simplemente siguió allí, y creció mil veces más cuándo supo que la enfermedad estaba tan avanzada que era casi imposible hacer algo.
Ese día el chico, simplemente, salió de la habitación de aquel hospital en el cual estaba su pequeña hermana y fue a la sala de espera, sintiendo lágrimas quemar sus ojos. Se sentó en una de las pocas sillas y miro un punto en la pared. Quería llorar, pero no frente a toda esa gente. Sí iba a sufrir, lo haría solo.
Fue entonces cuándo una chica llego caminando junto a quien debía de ser su padre. Tenía el cabello negro y la piel blanca, y era hermosa. Caminaba mirando el suelo, como si el mundo solo estuviese conformado por las blancas baldosas.
Fue entonces cuándo escucho a la enfermera hablar con el padre y con la joven, escuchando la palabra diálisis. Al inicio creyó que era para el hombre, pero cuándo la mujer solamente acompaño a la joven hacía el interior y el hombre se sentó unos cuántos puestos a su derecha supo que se había equivocado.
Por un momento se olvido de sí mismo, de su propio dolor, y comenzó a pensar en la chica, en lo inútil que debía sentirse al saber que su cuerpo no podía hacer lo que debía hacer. En lo mal que debía de sentirse depender de una máquina... Y fue entonces cuándo comenzó a pensar en su hermana pequeña. En el gran dolor que debía de estar sintiendo, y en lo idiota que había sido por solo huir de allí porque su estaba demasiado ocupado pensando en su propio dolor.
Pensó en volver, pero algo más atrajo toda su atención. Una chica pequeña, de cabello castaño y largo y una sonrisa que podría, fácilmente, iluminar la habitación, entro a la sala de espera y comenzó a charlar con el padre de la joven. Troy no debió escucharlos, pero aun así lo hizo.

XX: Ella estará mejor, señor Jauregui -Le aseguraba la pequeña. Su voz, para Troy, eran como cantos de ángeles.
YY: Quiero creer eso, Ally...

Troy suspiro. Incluso su nombre era hermoso.

Ally: Señor Jauregui, esto no es algo con lo que Lauren no pueda lidiar. Ella es fuerte, y puede hacer todo lo que quiera... Dios nos coloca pruebas siempre, señor Jauregui, ella solo tiene que superarlas.

Troy volvió a suspirar. La chica, en pocos segundos, le había demostrado que era realmente increíble.
..........................
Permaneció en la habitación tres horas más, escuchando la hermosa voz de Ally cerca de el, jamás atreviéndose a hablarle.
Fue entonces cuándo la enfermera llamo a los padres de Lauren Jauregui. Cuándo el hombre se levanto, Troy adivino de inmediato que Lauren era la chica de cabello negro que había visto horas antes entrar a la sala de diálisis.
Sintió su corazón estrujarse cuándo vio a la chica salir del lugar cargada por un enfermero, sus ojos entreabiertos. Se veía tan débil.

Lauren: Quiero caminar -La escucho susurrar al hombre.

El enfermero simplemente se encogió en hombros y la coloco sobre el suelo, la chica de inmediato rodeando el cuello de su padre con ambas manos y recostando su cabeza en su hombro. El enfermero se fue sin que le importara el estado de la somnolienta chica, Ally de inmediato frunciendo el entrecejo.
El hombre intento caminar junto a Lauren, pero esta parecía estar a punto de caer al suelo muerta de sueño. Ally intentaba ayudar, pero su tamaño simplemente no era el adecuado para la tarea. Fue entonces cuándo Troy decidió aplicar los consejos eclesiásticos y levantarse, ofreciendo su ayuda a quien lo necesitaba.
Al principio la joven se negó, como si le aterrase, pero su padre termino accediendo a pesar de todo. El chico, sabiendo que Lauren deseaba caminar, simplemente se coloco al lado de ella, tomando el lugar de Ally y sujetando su cintura fuertemente, sintiendo a la joven tensarse de inmediato.

La Chica De La ventana |CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora