El diario de Paula.

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Podría comenzar este diario como cualquier otro, ya sabes, con el típico "querido diario...". Pero no, empezaré presentando me, mi nombre es Paula, tengo 16 años y vivo en un pueblo perdido de España.

La verdad, es que este diario, no es para escribir secretos, ni lo que me pasa día a dia. Es para contar una historia, que creo que debe ser escrita, algo que me ha pasado y creo, que si no lo escribo, reviento.

Así que halla voy. Estas listo?

     CAPITULO 1. "El principio del fin."

Mi móvil sonó de repente un viernes por la tarde, era la petarda de Tamara, me mandaba fotos de modelitos para esa tarde, ya que había quedado con el chico que le gusta y estaba de los nervios; de todos, escogí uno compuesto por unos pitillos azul marino ajustados, con una camiseta blanca con una cremallera en la espalda, unas botas marrones y una chaqueta vaquera (la cual le robaba muchas veces). Me hizo caso y fue con eso a su cita.

La verdad, es que a mi ese chaval, nunca me había caído bien, pero le gustaba mucho, así que decidí apoyarla.

Yo mientras que la loca de mi amiga me mandaba whatsApps diciéndome lo nerviosa que estaba a medida que llegaba al lugar donde habían quedado, estaba escuchando musica y mirando a ver que me ponía el día siguiente; sería sábado, y me habían invitado a un cumpleaños.

Cuando Tamara llego, deje de hablar con ella para que se centrará en su chico, y así de paso yo terminaba mi conjunto; el cual termino siendo de lo mas normal: unos vaqueros rotos, sudadera negra de Extremoduro y mis viejas converse rojas. Si, ya se que no es nada sexy ni nada de eso, pero no soy capaz de ponerme nada ajustado. Y no es porque tenga sobre peso o algo así, mido 1'68 y peso 54 kilos, ni gorda ni delgada, pero hay chicas mejores que yo, esta claro. Yo soy, para que tengas una idea, una chica del montón, con el pelo castaño claro,ondulado y por medía espalda, casi rubio, ojos marrones oscuros, aunque mis amigos dicen que son color miel, con una sonrisa que produce hoyuelos y poco mas que decir.

Cuando ya tuve todo listo para el día siguiente, mi móvil volvió a sonar, miles de whatsApps de amigos y grupos; fui contestando los uno a uno hasta que se hizo tarde. Eran la una de la mañana, y Tamara no había dado señales de vida desde las nueve. Empecé a preocuparme y a llamarla, a la cuarta vez conseguí que me lo cogiera y antes de poder gritarle y echarle la bronca me dijo, entre lágrimas: "Paula, ha pasado algo de lo que no me siento orgullosa".

El diario de Paula.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora