Parte 1

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El reloj daba exactamente las dieciséis horas cuando la campanilla de la cafetería se oyó dando pasó a dos jóvenes en sus veintes. Ambos con paso decidido a la estantería de postres, uno de ellos ordena de inmediato más el otro prefiere pensárselo bien por lo que recorre la alargada estantería por completo hasta llegar al borde contrario de donde empezó, al momento de llegar a este punto se siente frustrado de que no haya nada en particular que llame su atención.
Eso, hasta que alza la vista y visualiza la belleza de cabello negro sentada en la mesa ubicada en la esquina más alejada, al final del estante y prácticamente escondida del ojo de todos allí.

Varias cosas llegaron a su mente.
¿Por qué estaba allí? ¿Estaba sola? 

La observó más detenidamente. Cabello corto, negro pero brillante, como una noche de invierno que contrastaba a la perfección con el blanco suéter que llevaba puesto, y con su piel... Ah~ su piel se notaba tan de un blanco perfecto que la nieve envidiaría el pálido inmaculado que poseía, entre las hebras se notaban apenas unos labios acorazonados y rojizos semejables a un par de pétalos de la más bella rosa de primavera, aquella que te obligaba a observarla,  

Este ángel, como se había decidido a llamarle, se acomodó el cabello hacia los lados con un lento movimiento de sus manos por el mismo, dejando ver que poseía unas facciones finas y delicadas como la porcelana, al punto que deban la sensación de que se romperían si no tenías cuidado al acariciarlas,  una nariz pequeña pero redondita además de arrugada en gestos de molestia y sus ojos rasgados deformados en un cejo fruncido, que le daban a su mirada una sensación comparable a la de un felino al acecho provocando admirarla como si se te fuera la vida en ello. 

Era una total belleza oculta del ojo público, no solo por lo alejado y oscuro del lugar donde se encontraba sentada, sino también porque al estar ensimismada en su celular, bebiendo lo que aparentaba ser una chocolatada en empaque de cajita. 

El muchacho, completamente extasiado por su descubrimiento, dudaba si acercarse a hablarle sería prudente

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El muchacho, completamente extasiado por su descubrimiento, dudaba si acercarse a hablarle sería prudente. Por lo que observaba de la mesa, no había indicios de que tuviera un acompañante allí; tragando saliva a medida que sus pasos se dirigían más cerca del espacio del ángel, el joven de cabellos negros sintió sus manos sudar, cosa extraña en él ya que la confianza a la hora de coquetear con cuanta mujer se le cruzara era lo común.

Al llegar se quedó de pie inmóvil frente a la mesa, esperando que la persona allí sentada notara su presencia y alzara la vista. Esto nunca sucedió. No fue así porque el ángel no notara que alguien se le había acercado, sino porque simplemente su celular le parecía más interesante.
Una vez el pelinegro notó esto decidió aclararse la garganta logrando al fin su cometido, que aquellos ojos fieros se encontraran con los suyos, provocándole un terrible escalofrío sólo de observar lo oscuro y profundo de los negros orbes.    

-Ya te noté, ¿Feliz? -Apenas susurro en una aparente voz calmada y ligeramente rasposa. Parecía la voz de una mujer resfriada. -Ahora ya que lograste tu hazaña, puedes irte por donde viniste, anda.

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⏰ Última actualización: May 01, 2017 ⏰

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Cosas del amor - YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora