Advertencias: OOC seguramente mucho. Cambio en la narrativa de primera a tercera persona muy raro(?). La historia tal vez vaya muy rápido. No descarto que esto acabe en una orgía poliamorosa muy feliz. Ocno.
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Yuri Plisetsky pasó gran parte de su infancia siendo criado por su amado abuelo, en una acogedora cabaña que era su hogar, tenía una vieja televisión en la sala del lugar, en un principio no le prestaba interés, se dedicaba a escuchar historias de su abuelo o le ayudaba a cocinar pirozhki, atesoraba bastante esos momentos, pero un día su abuelo prendió la televisión mientras él estaba presente, en cuanto pudo proyectarse la imagen correctamente, Yuri pudo divisar a una persona dando una vuelta en el aire antes de caer grácilmente sobre una pista de hielo.
Solo bastó eso para captar por completo su interés, tenía diez años entonces, y el patinaje artístico se convirtió en su máxima pasión.
Con su abuelo apoyándole, y todo el empeño que le ponía no tardó mucho en ser descubierto a temprana edad, convirtiéndose en uno de los mejores en el circuito Junior, fue ahí donde le conoció, Víctor Nikiforov.
Todavía recuerda la primera vez que lo vio patinando en vivo y en directo, había sido su fuente de inspiración y le admiraba desde hace ya algunos años, ahora finalmente tenía la oportunidad de conocerlo y practicar bajo el mando del mismo entrenador, en el mismo equipo, sería su oportunidad para lucirse frente a él y convencerlo de que le diera consejos, porque era ambicioso, se acercaba su gran debut en la división Senior y deseaba que Víctor le entrenara para ese momento.
Sus esfuerzos no fueron en vano, cualquiera podía notar que se deslizaba grácilmente sobre el hielo y tenía habilidades que muchos patinadores mayores que él envidiarían, admitía que a pesar de eso, su carácter no era el mejor, era vanidoso y orgulloso, pero tenía razones para serlo.
Y finalmente Víctor pareció notarlo, al final de una de sus presentaciones, se encontró con él, quien le extendió la mano mientras con una sonrisa le prometía que le ayudaría para su debut, que incluso le haría un programa para asegurarle el éxito, Yuri no podía estar más contento consigo mismo y agradecido con el mayor, solo un poco.
Cuando Yakov les daba tiempo libre, que era algo que pasaba pocas veces, ellos se juntaban a seguir practicando, más que nada por pedido de él porque si hubiese dependido de Víctor, cada que tuviera un tiempo libre se iría de fiesta con Chris, un amigo ruso de los suyos, también patinador. Pero antes que pudiera hacerlo, el rubio le arrastraba hacia la pista.
Víctor le observaba desde fuera, corregía sus posturas y le animaba, todo iba bien para Yuri, tanto en la pista como en su vida, solo le quedaba ganar la división Senior, lo cual seguramente no le costaría demasiado gracias a la ayuda del contrario, tendría la mitad de las cosas que más había ansiado desde que era un niño, pero conforme el tiempo fue pasando, el rubio no tardó en notar el desinterés que se hacía cada vez más evidente en Víctor, lucía cansado de la rutina, de tener que quedarse a observarle patinar, aunque algunas veces se animaba a acompañarle y patinar junto a él, tampoco es que su expresión cambiara demasiado, sonreía, pero lo notaba diferente, no tenía dudas de ello, y aunque no lo culpaba, le molestaba que no le dijera nada, que aún le viera como un niño.
Le molestaba no ser igualmente apreciado, él admiraba al mayor y deseaba ser igualmente admirado o tan siquiera visto como un igual por el de cabellos grises, pero no era así, aunque claro, su orgullo era más fuerte y si Víctor no decía nada, él tampoco lo haría, aunque su mente se llenaba más y más de pensamientos sobre él y ni siquiera patinando podía calmarse, eso incluso lo empeoraba.
- ¡Yuri, ve más despacio! -Gritó el ruso de sus pensamientos mientras estaban en una práctica, Yuri le escuchó pero ignoró por completo sus palabras, lo venía haciendo desde el inicio de las prácticas, continuando con sus giros rápidos, toe loops, salchows, tomaba poco tiempo para coger velocidad y continuaba girando, quería olvidarse de cualquier cosa en su mente, concentrarse en la posición de sus pies, en cómo se deslizaba, cualquier cosa menos pensar en Víctor, aunque trabajando de esa forma apresurada y estrepitosa solo lograba captar la atención del mayor, quien se preocupaba de que fuera a lastimarse de alguna forma, Yuri arrugó el entrecejo al pensar en ello.
Toda esa mierda eran patrañas.
Víctor ni siquiera lo trataba como un amigo, para él solo era un niño aun, uno que no sabía escuchar cuando le decían algo. Sintió una punzada en el pecho por el bucle de pensamientos, pero la ignoró, hasta que dejó de ser una pequeña punzada y empezó a sentir una opresión en el pecho que fue aumentando de intensidad hasta que no pudo ignorarla, podía sentir como si algo comenzará a crecer dentro de su pecho, se le dificultó la respiración y frenó bruscamente en su patinaje, apoyándose rápidamente contra el muro más cercano, en busca de aire, pero pronto se llevó una mano a la boca, sintiendo arcadas.
- ¡Yuri! ¡¿Qué pasó?! -Escuchó el grito de Víctor y el salto que dio entrando a la pista, pero a medida que le notaba acercarse, sus náuseas se intensificaron y terminó vomitando sin poder contener, pero no fueron jugos gástricos, ni bilis, ni cualquier comida de mierda lo que salió expulsado por su boca, sino una infinidad de pétalos azules que cubrieron sus manos y se deslizaron hasta cubrir el suelo donde estaba, simplemente no podía parar.
Yuri abrió enormemente los ojos con un gesto de sorpresa seguido por uno de horror mientras observaba como los pétalos seguían cayendo. Eso no podía estar pasando. No a él. Se cubrió la boca mientras recogía todos los pétalos que podía y salió corriendo de la pista antes de que Víctor pudiera tocarle o verle.
- ¡Yuri! -Gritó Víctor confundido, pero el rubio no se detuvo, pareció correr con más fuerza hasta que se perdió rápidamente en el pasillo del lugar, cuando fue detrás de él, Yuri ya estaba encerrado en el baño.
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Colección de Pétalos | Yuri on Ice
RandomYa era bastante patético tener un amor no correspondido y sufrir por ello, como para que ahora todo el mundo tenga que notar sus sentimientos gracias a esa enfermedad. Las flores más bonitas son las que más daño le hacen.