Ojalá la vida tuviera un maldito control remoto que sirva malditamente para arreglar todo. ¿Genial no?
De los errores se aprende, del exito muy poco. He aquí el error, yo no se perder. Yo no sé perderte.
Ruego a todos los dioses, alguno ha de oírme, que por esta noche alguno me permita morirme, no hablo de hacer fotosíntesis, ruego un cielo o un infierno, donde me toque lo último o vea el infinito, de una otra forma siempre acabo aquí, ya sea por gusto o masoquismo, creeme no es lo mismo.
Después de tres putos puntos suspensivos, que se supone que suspenden, nada esta suspendido, siempre un todo carga con un nada y viceversa.
No hay nada ya que pueda hacer salvo seguir escribiendo, o me salva o me enloquece, pero jamás dejaré de hacerlo.
Maldita la hora en que aprendí este sucio ofició que me salva de una botella de alcohol, a veces no se cual es peor. Si no saber confesar con mentiras que todo sigue igual, o enpinarme una botella y aceptar llorando que ya me llevo el diablo.
Sigo siendo necio, porque sigo siendo niño, me caigo, me equivoco, me cuesta levantarme, a veces hasta despertarme, lloro por todo y nunca río por nada, y quiero sin razón.
No era necesario tanto verbo para decirte que te quiero. Pero ya ves.. así soy.
