I. ¡Sorpresa!
Nunca debí invitarlo ese día a casa.
Si no lo hubiera hecho, quizá seguiría con él.
O quizá, no. Ella me lo hubiera sacado de cualquier manera.
Aquel día el Sol estaba en lo alto, la brisa no era ni demasiado fría ni calurosa, las nubes bien blancas estaban en el cielo celeste y los pájaros cantaban animadamente en los árboles. Era el día perfecto para pasar en familia. Mi abuela con mi madre y mis tías hacían la comida, comentando lo adorables que eran sus hijos y también se quejaban de sus esposos. Papá y uno de sus cuñados, que a la vez era su mejor amigo, habían salido a buscar una "gran y extraordinaria sorpresa" para la familia. Mis otros tíos jugaban en el jardín con mis primos al fútbol, mientras mis primas conversaban sentadas bajo un roble.
El día parecía normal. Yo no sabía que todo cambiaría unas horas después.
—¡Llegamos! —grité, entrando por la puerta, tirando a mi entonces novio. Me había quedado a dormir en su apartamento la noche anterior, nos habíamos quedado hasta tarde conversando. Dentro de cinco meses nos casaríamos y estábamos debatiendo los últimos detalles del compromiso, por lo cual dormidos tarde y eso hizo que fuéramos los últimos en llegar—. Me pregunto para qué nos citaron todos aquí.
—Reunión familiar, tal vez —dijo Natsu Dragneel.
Negué con la cabeza, las reuniones familiares eran una vez al mes en domingo, nunca había sido un miércoles. No era que no íbamos a visitar a mis abuelos al pueblo Ottery un día que no fuera domingo, pero no recordaba un día que nos halláramos todos un día semanal, exceptuando cumpleaños, claro esta. Internamente, rogué que no le sucediera nada malo a los abuelos, que ya estaban llegando a una considerable edad.
—No te preocupes, amor —Natsu me había apretado la mano, como si hubiera leído mis pensamientos—. Nada malo podría suceder hoy.
Que confundido estaba. Y que tonta yo por creerle.
Conocí a Natsu cuando mi primo, Gray Fullbuster, lo trajo a casa luego de terminar su primer año en la Universidad Fairy Tail. Quedé enamorada de él apenas verlo, era difícil no hacerlo. Natsu era pelirosa, con el cabello hasta los hombros, aunque se lo había cortado al proponerme matrimonio. Tenía los ojos negros, extrañamente los bordeaba un color verde brillante. Cualquiera quedaría rendida al verlos. Era alto para su edad, una razón por la cual yo llegaba a la altura de su pecho, perfecto para sentir su corazón latir. Tenía el cuerpo de infarto y no era sorpresa el ver muchas chicas detrás de él. Dos años después de conocerlo, comenzamos nuestra relación.
Cuándo Natsu se enamoró de mí, no lo sé. Lo único que sabía en ese momento era que él estaba enamorado de mí y seriamos felices el resto de nuestras vidas.
Me equivoque una sola vez. Él estaba enamorado de mí (eso quiero creer) y él si obtuvo su "felices para siempre". En lo que me equivoque fue en incluirme en esa felicidad, yo no estaba incluida en esa parte de su vida.
—¡Ya llegaste! —gritó mi madre, saliendo de la cocina. Sonreí, adoraba ver el parecido físico que tenía con ella: peliblanca, ojos azules, piel blanca y baja. Yo era la favorita de mi padre por ese motivo—. ¡Natsu, cariño, que grande estás!
Mi madre ya era de por si muy feliz, siempre alegrando a todos por su buen humor, pero aquella vez parecía estar muy emocionada por algo en particular. Mary Strauss corrió hacia nosotros y nos dio un fuerte abrazo y unos besos en la mejilla, aunque tuvo que ponerse levemente de puntillas para poder besar a Natsu, él era incluso más alto que ella.
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Esta es la vida, Lisanna
FanfictionCuando Lucy Heartfilia vuelve a Londres, el mundo de Lisanna Strauss se derrumba. Su prima y a la vez su peor enemiga solo viene a Londres para volver a arruinar su vida como lo hacía de niñas. Pero ella no esperaba que Lucy se metiera con su promet...