Tattoo shop

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En la universidad no habían campanas de incio de clase, de recreo o de fin de jornada, pero cuando llegaba la hora de finalizar alguna materia y los profesores soltaban el encantador "dejaremos aquí por hoy", Jimin escuchaba incluso el cantar de los ángeles. No era como si no le gustara estudiar, amaba su carrera y todo lo nuevo que aprendía en el pregrado de Bacteriología, pero en ocasiones, cuando el semestre se ponía pesado, las ganas de pegarse un tiro le parecían consoladoras.

Se levantó de su silla y guardó sus cuadernos, tarareando una canción que de pronto había llegado a su cabeza. Taehyung, a su lado, se quitó las gafas y las guardó en su estuche. Eran ya las cinco de la tarde y el cielo era un matiz cobalto con pinceladas de azul ultramar, despidiendo el sol para saludar el anochecer. Ambos jóvenes salieron del aula quejándose del sueño.

—Oye —habló el más alto, su cabello rojo se sacudió al girar la cabeza violentamente. Jimin a veces pensaba que Taehyung estaba loco—. ¿Sí me vas a compañar a esa tienda? De verdad, muero por tatuarme.

El pelinegro recordó con horror que su amigo estaba obsesionado con tatuarse el pecho, quería grabar allí, no recordaba qué, pero era algo relacionado con Harry Potter ya que era muy aficionado a los libros y las películas.

—Tae, ya vas a empezar las prácticas, estás loco.

Tatuarse era algo que no muchos jóvenes hacían en Corea antes de culminar los estudios universitarios, querían garantizarse un lugar en el mundo y obtener un trabajo estable tan pronto obtuvieran su título. Taehyung se estaba arriesgando mucho.

—¿Vas a acompañarme o no? —repitió éste con fastidio, Jimin siempre le cortaba el rollo—. Si no, puedo ir solo o llamar a Jungkook, no me importa.

El moreno le dio un puño en el brazo sin mucha fuerza.

—No seas llorón.

Ambos rieron y se dirigieron a la estación de trenes para ir a aquella tienda de tatuajes de la que varios conocidos les habían comentado. El lugar quedaba camuflado entre un callejón lleno de heladerías y pizzerías, con tiendas de ropa barata a los alrededores y algunos puestos de comida. Taehyung vivía a unas cuantas calles arriba del local y Jimin un poco más lejos, pero había aceptado acompañarlo ya que éste le regalaría un helado después y lo llevaría en bicicleta hasta su casa. La tienda de tatuajes no se veía muy llamativa por fuera, la puerta era negra y tenía un ventanal de vidrio oscuro. Un tablero con letras de luces de neón colgaba de la parte superior de la puerta y ponía Tattoo & Piercing, algunas letras parpadeaban de vez en cuando. Intercambiaron una mirada cómplice antes de encogerse de hombros y abrir la puerta.

El cambio de ambiente se notó de inmediato. Adentro era totalmente impresionante, las paredes todas estaban llenas de cuadros de diferentes artistas, si bien algunos eran de grandes pintores de la historia otros eran obras de talentosos tatuadores. Había dragones, peces, flores e incluso fuego decorando algunas otras paredes que no contenían cuadros. Se escuchaba el suave y relajante ritmo de música jazz y un olor a incienso inundaba la estancia. Un chico con el cabello pintado de rosado, sentado en una mesa que parecía una especie de recepción, miraba con semblante aburrido la pantalla del ordenador y meneaba la cabeza al ritmo de los contrabajos y los saxofones. El par de universitarios se le acercaron y el chico de inmediato les sonrió, haciendo que en sus mejillas se formaran unos adorables hoyuelos.

—Kim Namjoon, ¿en qué puedo ayudarles?

Taehyung rebuscó algo en sus pantalones y sacó de allí una hoja de papel en la que había bosquejado el que supuso sería el diseño de su tatuaje.

—Quiero tatuarme esto —dijo emocionado, entregándole el papel—. En... ¿en dónde debería tatuármelo, Jiminnie?

—E-eh, ¿p-por qué me preguntas a mí? —el moreno miró avergonzado al recepcionista.

[BTS] Tattoo shopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora