Tráfico

Hoy estuvimos atorados en el tráfico de la ciudad durante una hora. Estábamos divididos en dos carriles, nosotros en el izquierdo, y otro montón de personas desafortunadas iban en el derecho.

El carril izquierdo avanzaba rápido mientras el derecho se quedaba quieto. "Qué suerte la nuestra"—pensé. Mi padre iba alterado y haciendo movimientos bruscos con el volante. Mi madre iba dormida, y posiblemente sus sueños estaba siendo igual de desastrosos que nuestro entorno actual y no me refiero al tráfico. Mis hermanos iban diciendo recuerdos que se les venían a la mente de cuando aún vivíamos en esta hermosa ciudad, intentando calmar el ambiente entre nuestras almas. Mi hermana iba dormida en mis brazos, desilusionada, momentos antes mi padre le había dicho que se cancelaba el viaje y nos retornábamos para la casa. El tráfico nos había atrapado justo antes de siquiera comenzar esa gran travesía. Yo iba sentado junto a la ventana del lado derecho, escuchando música con los audífonos puestos, ignorante de lo que sucedía a mí alrededor dentro del automóvil y atento lo que había a mí alrededor, fuera del automóvil.

Mi mente comenzó a volar y pensé en todas las posibilidades y todo me llevo a una conclusión: "No estamos tan mal, podríamos estar en el carril derecho". Fue entonces cuando nuestro carril se detuvo y el derecho comenzó a avanzar.