Primer año de prepa, todos estábamos emocionados, con grandes expectativas sobre este año.
Me levante, fui al baño, me cepille, me bañe y baje a desayunar cereales.
Yo era esa chica que a duras penas comía, me llenaba muy rápido y me hostigaba al cabo de un rato.
Al estar frente a mi closet lo único que pensaba era vestirme rápido porque ya iba tarde, sería extraño si llegara a tiempo a algo.
Baje casi volando de las escaleras para subirme al carro en el que mi mamá y mi hermano me gritaban con desesperación que me apure.
Al llegar al instituto, pude observar muchas personas afuera de la entrada, me despedí de mamá y salí corriendo a tirarme como una desquiciada encima de mi mejor amigo -Max.
Max era alto, blanco, mono, y tenía unos ojos preciosos, (café mierda). Nos conocíamos hace como 4 años atrás, fue un gran apoyo después de haberme venido y dejado todo de mi ciudad, él fue una de las pocas personas que me brindo su amistad y por supuesto no se la negaría. Desde ese entonces no nos habíamos separado, y se había convertido más que mi mejor amigo, un hermano para mi.
Abrieron las puertas y todos gritaron de felicidad, no comprendo porqué tanto entusiasmo, pero la primera semana era sólo para interactuar entre nosotros mismos y los profesores.
Entramos todos como una manada de vacas cuando las sacan a comer, con desesperación y ansiedad.
De repente Max me sujeta la mano y me saca de toda esa multitud de Homo Sapiens, al voltear me encuentro con mi grupo de amigos que joder,después de haber salido del instituto a vacaciones ni nos habíamos escrito.
Éramos un grupito bastante peculiar, con mucha diversidad de personas, y eso era lo que lo hacía único. Exactamente éramos 5 personas incluyéndome en el. Max, el divertido, Lewis, la persona más extraña del grupo, pero muy divertida, Mary, la chica más loca que podéis conocer, Kate, la más dulce y amorosa de nosotros, y yo, la chica que ellos creían ruda y sin sentimientos.
Sonó el timbre del instituto que nos advertía que, si no entrábamos en este preciso segundo nos cerrarían las puertas y no nos dejarían entrar.
Ya estando dentro del instituto fuimos a ver la lista en el salón que nos habían asignado este nuevo año de prepa.-NOOOOOOOOO!, ¿por qué?- Max gritando como un loco psicópata.
-¿Qué ocurre Max?.- Le dije con cara de angustia.
-No estoy en el salón con ustedes- Su cara de tristeza se fue convirtiendo en rabia, y temor.-Tranquilo Max, seguro es un error.- Le dije tratando de tranquilizarlo, pero mis intentos fueron inútiles, salió directo a la oficina del director a exigir una respuesta.
La nueva profesora nos exigió entrar al salón antes de que nos hiciera nuestra primera anotación en el observador.
No tenía ni la menor idea de que había ocurrido con Max, sólo esperaba con angustia a que llegara al salón, pero fueron pasando las horas y nunca apareció.
En el nuevo salón, había nuevos compañeros lastimosamente todos feos, no es que estuviera buscando alguien lindo, pero siempre era bueno alimentar un poco la vista.
Conociéndolos un poco más a cada uno de ellos, me fui dando cuenta que eran unos chicos estupendo y quería conocerlos mucho más.
Las clases acabaron y saliendo me encontré con Max en una banca todo achicopalado.
Me había contado que no podían hacer nada, el último puesto lo había ocupado un estudiante que aún no llegaba al instituto porque había pedido permiso para llegar una semana tarde. Quien fuese ese chico ya lo odiaba por haberme alejado de mi mejor amigo en este año de prepa.
Ese día invite a Max a comer algo de helado y ver unas películas para ver si se animaba un poco.
Olvidando todo lo que había ocurrido en el instituto, ese día fue estupendo, me fui a descansar para así mañana de nuevo ir al instituto y no llegar tarde.
Esa mañana me sentía diferente, única, que me podía comer el mundo, se sentía genial.
Al llegar al instituto justo a tiempo, me di cuenta que olvide el dinero para pagar mi transporte, no jodas y ahora qué putas hago.
Explicándole todo al señor de lo que me había ocurrido, no me creía absolutamente nada, al nado de nosotros un carro blanco nos comenzó a pitar porque no dejábamos dar paso.-Qué te ocurre idiota?. ¡Espera!.
Cuando salió de la entrada del copiloto un chico altura promedio, mono, sonrisa perfecta y no mames Dios, con unos ojasos verdes como con café, eran sumamente cautivadores.
Mirarlo era casi todo lo que había imaginado en un hombre sexy, hasta que hablo.-Qué te ocurre a ti estúpida?. Estás estorbando la entrada.
No sé qué les pasaba a los chicos sexys, pero todos eran unos completos imbéciles.
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Que cliché.
RomanceAmor, sexo, locura, rock and roll, y odio. No te la pierdas es un cliché como ningún otro.