Satisfied

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Las campanas de la catedral Notre Dame se escucharon por todo París, los invitados estaban ya a fuera con pétalos de rosas en las manos, el sonido melodioso de las campanas seguían y una pareja feliz salió de la catedral ambos fueron recibidos por una lluvia de pétalos blancos y rosas. Todos estaban felices o eso aparentaba alguien quien en su interior lloraba y se arrepentía de lo que había hecho.

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Los invitados se encontraban en sus respectivas mesas hablando entre ellas sobre sus vidas, tenían tiempo que no se veían. Alya sonreía por la alegría de su amiga llegando a verla besarse con su esposo, se levantó de su silla tomando su copa vacía y una cuchara, golpeó ligeramente la cuchara contra la copa un par de veces, las personas empezaron a dejar sus conversaciones prestando atención a una de las damas de honor de la novia.

—Muy bien, muy bien, de eso hablaba amiga —dijo mientras tomaba una copa de champagne del mesero que pasaba por la mesa de ella. —Ahora todos aplaudan y reciban al asistente de honor del novio —todos aplaudieron mientras veían a un pelirrojo que se levantaba de su asiento que se hallaba en la mesa de la derecha cercana a la del nuevo matrimonio

—Nathaniel Kurtzberg Schuyler —mencionó con alegría alzando su copa hacia él, el pelirrojo tomó la copa que estaba frente a él.

—¡Un brindis por la novia! —miró a Marinette y a su hermano Adrien forzando una sonrisa, no podía dejarse ver triste en la boda de su hermano y arruinarla.

¡Por la novia!

¡Por la novia!

¡Por la novia!

—¡Por la novio! —expresó sintiendo un nudo en su garganta que tuvo que ignorar.

¡Por la novio!

¡Por la novio!

—De su hermano —su voz quería quebrarse pero no se dejaría ver derrotado ni herido frente a ellos.

¡Nathaniel!

¡Nathaniel!

¡Nathaniel!

—¡Que siempre está a su lado! —Siguió manteniendo su sonrisa soportando ese nudo que no se iba.

¡A su lado!

¡A su lado!

—¡Por su unión! —Alzó la copa, su tristeza quería hacer acto de presencia en su rostro. Podía jurar que se escuchó a lo lejos algo que se rompía, algo como si simulara su corazón.

¡Por su unión!

¡Por la revolución!

—¡Por la esperanza que proveen! —Sus ojos querían nublarse por unas lágrimas traicioneras que deseaban salir.

¡Que proveen!

¡Que proveen!

—¡Por que siempre!— Hizo el mejor esfuerzo para seguir sonriendo y terminar su discurso.

¡Siempre!

—Estén satisfechos —

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Satisfied ~NathanetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora