En el rostro de Amelía se podía ver que estaba asombrada.
Seguramente no esperaba esa respuesta pero es la verdad.
-Hey Amelía aquí esta la comida de Defire.
Escuche la voz del Doctor William detrás de ella.
Lo que traía era un plato de pollo a la plancha acompañado de verduras al vapor, arroz blanco y un vaso de agua.
-Ok aquí esta la comida. Amelía tu primer trabajo será alimentar a Defire.
-¿Eh? ¿Por que no simplemente le quito la camisa de fuerza?
-Por que... No creo que sea seguro, bueno tengo trabajo que hacer te lo encargo.
Dicho eso el doctor William salió del cuarto.
Ahora solo éramos Amelía y yo.
Ella se veía nerviosa... Debo admitir que era adorable.
-Eh ok hora de comer Defire.
-Me muero de hambre.
Amelía me alimentaba y era la primera vez que me sentía raro.
Ya estaba acostumbrado a que me alimentaran pero con Amelía era distinto.
-Ok terminamos ¿Te gusto la comida?
-Si estaba rica.
-Oh espera tienes algo en la mejilla
Amelía poso su mano sobre mi mejilla.
Esto me provocó un leve sonrojó.
-Listo tenías un grano de arroz en tu mejilla.
-Gra-gracias.
Dicho eso Amelía me dedicó una sonrisa.
No se que me pasa.
Este es un sentimiento que nunca había tenido antes.
-Amelía si ya terminaste ven necesitó tu ayuda.
Se escucho una voz femenina.
Seguramente era otra enfermera.
-Perdón Defire...pero tengo que irme.
-Por favor apaga la luz.
Amelía se fue.
Cerrando aquélla puerta de metal detrás de ella.
Dejandome en completa oscuridad.
Pero... Olvido ponerme el bozal.
Mire el bozal por unos cuantos instantes.
Me sentía... No se ni como sentirme ahora.
No paso mucho tiempo antes de que la puerta se volviera a abrir.
Entró un matón como yo los llamó.
Era un tipo alto moreno y fornido vestido con una bata.
Me puso el bozal a la fuerza.
Y después me puso varías inyecciones en el cuerpo.
Era hora de mi medicina.
Simplemente me dejo hay tirado.
Mientras mi vista se nublaba.
Caí dormido.
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Dulce locura.
Non-FictionTe quiero y te quería... -Esta historia es propiedad de Wardoch.