8° ¿Es por él?

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Tocó el timbre, pasan cinco minutos y nada el corazón le estaba martillando contra el pecho amenazando con salir de su caja torácica, repitió la acción una, dos, tres, cuatro veces y nadie acude a su llamado. Dispuesto a marcharse gira sobre sus talones pero justo en ese momento la puerta se abre dejando ver a Daniela, tiene círculos negros debajo de sus ojos indicando que no a dormido nada, la punta de su nariz esta roja y esta más pálida de lo normal, esta en pijama y con su cabello castaño desarreglado, a las dos de la tarde eso no es muy normal que se diga

-¡Hola, Dani!- esta le sonrió con tristeza sintiendo un nudo en su garganta, las comisuras de sus labios tiraron con fuerza hacia abajo queriendo formar un puchero- ¿Qué pasa Daniela? ¿Estas bien?

El joven preguntó apenas noto su estado, sin importarle que se acercó a rodearla con sus brazos, ahí la castaña se permito llorar, dejando caer su barrera, sintiendose una niña indefensa

-¿Qué pasa Daniela? Tranquila si, todo va a mejorar- alentaba el joven cepillando el cabello de la castaña

- Todo esta mal - dijo la joven de manera entrecortada contra el pecho de Nicolás sintiendo como ese nudo en su garganta la ahogaba- Es que..- no pudo continuar, pues un fuerte sollozo escapó de su garganta

Luego de largos minutos la joven fue a tomar una ducha para relajar la tensión de su cuerpo y aclarar sus pensamientos, se enfundó en unos jeans desgastados y una camiseta azul, hoy ya no le importaba su aspecto

Cuando Nicolás la vio entrar a la habitación en la que estaba no pronunció palabra, sabía que ella no necesitaba escuchar, necesitaba ser escuchada, eso era lo que iba a hacer, la escucharía. La joven se sentó junto a él y dejo caer su cabeza en su hombro, con la mirada pérdida en algún punto muerto de la habitación, quería hablar pero no sabía como hacerlo, no encontraba las palabras correctas para afrontar lo que tarde o temprano terminaría sucediendo

-¿No quieres hablar?-preguntó con voz suave, Daniela negó lentamente-¿Ya te sientes mejor?

Sentir. De eso se trata, siente mucho y por eso es tan complicado hablar

Resignada toma una inhalación profunda tratando de deshacer el nudo de su garganta pero le era inútil, vio al joven directo a los ojos sientiendo los suyos cristalizarse, su nariz pica por la sensación de querer llorar, entrelazó sus dedos y clavó la vista ahí, en sus uñas ahora de color cereza

-Me voy a ir- dice al fin, con la voz rota. Nicolás no dijo nada solo la observa sin comprender a que se refiere «¿Irse? ¿Dónde? ¿Porqué?» -Me voy a ir a Moscú dos días después de la graduación - explica aún viendo sus dedos retorcerse con nerviosismo esperando la reacción de su novio

Alzo la vista para ver a Nicolás directo a los ojos, este estaba enmudecido, totalmente sorprendido por lo que ella acaba de escuchar, él venía a terminar todo de una vez para poder estar con Sasha pero ahora teniendo enfrente a Daniela no estaba tan seguro de hacerlo, no viendo lo afectada que esta en este momento

«¿Qué es una semana más? Una semana más y todo acaba, ella se ira a Moscú y yo...» se quedó pensativo en lo que será después de la graduación, una última semana les quedaba para disfrutar de esa estapa maravillosa de la secundaria que a pesar de odiarla por tantas tareas también la ama porque ahí paso los mejores años de su adolescencia, al principio fue difícil ¡si! Pero conoció a las tres mejores chicas, sus amigas, sus hermanas, conoció al amor de su vida, aunque sea muy joven y muy pronto para decir eso, así lo siente. «¡Pues, no! Yo me quedaré y lucharé por Sasha» pensó el castaño.

Sobreviviendo Al Enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora