Soñando despierto

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-¿Mami, puedo ir a jugar al lado del río con Jack?

El astro rey se alzaba lentamente de entre los edificios y hogares, haciendo que las aves despertaran de su reconfortable sueño mientras se estiraban y sacudian sus alas.

-Está bien querido. Solo tengan mucho cuidado, ¿Si?

Un nuevo día comenzaba en el grandioso Japón, el silencio mañanero fue opacado poco a poco por los ruidos de la ciudad de Tokio, provocados por las personas que decidieron, con mucha pereza, empezar con sus labores de trabajo (por obligación claro está)

"Los niños no volvieron a casa ese día"

Abrió los ojos. Miró el techo de su habitación, la luz estaba apagada y las cortinas cerradas, sin embargo los rayos solares podían colarse entre ellas.

Ese sueño otra vez.

Se sentó y frotó sus ojos, somnoliento. Se quedó un buen rato haciéndolo. Cuando estuvo convencido de que los deseos de volver a dormir no volverían, decidió abrir las cortinas y observar el amanecer. Este mismo proceso se estaba repitiendo mucho esos últimos días. Muy extraño para él.

El invierno recién comenzaba, la fría brisa mañanera se filtraba a través del marco de la ventana, pero no le importaba, aún si después  "pescara un resfriado".

Simplemente deseaba olvidar todo sobre aquella pesadilla de la que acaba de despertar. Ya no quería seguir rompiéndose la cabeza con explicaciones ni teorías de por qué soñaba lo mismo cada maldita noche, o por qué era un escenario sangriento donde él solo era un mero espectador que no disfrutaba del show macabro.

Aquel sueño se convirtió en su pan de cada día.

Al principio, planeó contarle a sus padres acerca de esto. Creyó que necesitaba un buen psicólogo; bueno, aún lo cree. Sin embargo, al ver a sus progenitores, los cuales amaba con todo su corazón, tan preocupados acerca del trabajo, el dinero y los gastos, que simplemente no quiso darles más carga.

Puede sonar irresponsable y estúpido, pero era la mejor opción. Al menos por ahora.

-¡Achoo!

"Genial"

Echó un vistazo a su habitación: sus libros abiertos y regados por su escritorio; su ropa del día de ayer que, debido al cansancio y apuro por dormir, olvidó de doblar y colocar en los cajones; su mochila, levemente desgastada, con los cuadernos de la clase del miércoles. Jodido miércoles.
Detestaba aquel día de la semana, ya que es cuando más obligaciones que cumplir tenía, aunque él no quisiera.

"¡No, por favor!

Sus ojos se abrieron desmesuradamente. Su cabeza fue sacudida casi inmediatamente. No quería recordar aquel sueño. Le causaba sentimientos muy extraños. No solo miedo, horror, pena. Esos eran sentimientos normales, una persona cualquiera podría experimentar los mismos sentimientos.

Pero, él sentía algo más. Era cercano. Como si de alguna manera... No fuera un simple espectador. Podría decir, con temor, que estaba involucrado en aquella escena. Hasta podría atreverse a afirmar que pertenecía a ella.

Comenzó a marearse. Juró por un momento que había visto una sombra extraña en una pared de la habitación. El cuarto parecía distorsionarse y parecía que poco a poco todo iba perdiendo control, todo a su alrededor se movía de un lado a otro, como si tuviera la visión de una persona ebria.

Cerró fuertemente sus ojos e intentó calmar su respiración. Solo diez respiraciones, y todo estaría bien.Era un método que, debido a las constantes visitas de las pesadillas, aprendió a utilizar para tranquilizarse. La cuenta regresiva comenzó.

Diez

Sus oídos lograron captar leves sonidos. Inhaló y exhaló.

Nueve.

Continuó el ejercicio e intentó concentrarse. Inhaló y exhaló.

Ocho.

Un golpe seco. Apretó fuertemente sus puños. Inhaló y exhaló.

Siete.

Murmullos y susurros se hicieron presentes. No perdió el rumbo. Inhaló y exhaló.

Seis

El ruido se intensificó, ahora aquellas voces ¿reían?. Inhaló y exhaló.

Cinco

Escuchó objetos siendo movidos con brusquedad. Sintió el miedo correr por sus venas. Inhaló y exhaló.

Cuatro

Brincó al sentir como algo se estrellaba a su costado. Un libro. Las páginas producían un sonido terrorífico. Inhaló y exhaló.

Tres

Golpes, risas. Eso era todo lo que oía. Sintió una humedad en sus ojos, pero no se detuvo. Inhaló y exhaló.

Dos

Era el descontrol total, sin embargo no iba a dejarse ganar. Aunque no sabía qué ni a quién. Inhaló y exhaló.

Uno

Escenas de su sueño aparecieron en su mente, pero se negó a gritar. Inhaló y exhaló.

Cero

Observó. Todo estaba en orden. Como si nada huebiera ocurrido. Un suspiro de alivio abandonó su pecho. Las lágrimas fueron retiradas de sus ojos con ayuda de sus temblorosos dedos.

Y río, incrédulamente.

¿No había estado soñando despierto, verdad? Bueno, ya era lo de menos. Lo importante es que, haya sido lo que haya sido, había acabado.

Se alejó de la ventana y fue a prepararse.

Solo era su imaginación. Su muy jodida imaginación.

-"¿Ya te vas?"

O quizás no.

El miedo lo invadió de nuevo. Sus manos comenzaron a temblar.  Aterrado, giró la cabeza lentamente hacia donde provenía la voz.
Su respiración se aceleró. Una figura apareció al lado de la ventana. Miraba el paisaje de la ciudad. Todo en ese momento se detuvo. No se oía el canto de los pájaros, ni el ruido de los autos. El tiempo se detuvo. Sólo estaba él y... Eso.

Poco a poco la figura tomó forma,  una forma humana. Puta madre. Ahora si sentía que estaba jodido. Un puto demonio. Estaba seguro de que era eso. Creyó que iba a vomitar.

La cosa terminó de transformarse, y quedó como, ¿Un chico?.

-"Abel"

La pronunciación de su nombre lo dejó helado.

Un golpe seco se oyó  y resonó por cada pasillo y habitación de la casa.

Abel se había desmayado.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2018 ⏰

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El Tabú De La Muerte [Editando] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora