Capítulo único

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Eran los últimos cinco minutos del partido. El marcador estaba empatado y ambos equipos jugaban con desesperación para ganar, pero las fuerzas eran escasas. Sin embargo, había un jugador que seguía jugando como en el primer minuto. Su cabello blanquecino se movía con rapidez de un lado al otro de la cancha, sin descanso, con los ojos siempre fijos en el balón.

Hoseok le observaba desde las gradas. Debería estar mirando desde el otro extremo del campo, donde el club de baile (del cual era el capitán) hacía de animadores, pero aún estaba recuperándose y no le habían permitido regresar a las actividades del club. Estaba muy emocionado por ese partido. Siempre lo estaba, pero como no se le daba bien el baloncesto animaba desde fuera del campo. Y es que su escuela tenía a uno de los mejores jugadores de la liga intercolegial, aquel de pelo oxigenado, Min Yoongi.

En ese momento, había atrapado el balón y se encontraba corriendo hacia el campo contrario para encestar. Cuando estaba apunto de despegar del suelo, Hoseok vio como un jugador del equipo contrario pisaba el talón de la estrella, totalmente intencionado a opinión del castaño. Vio como por un milisegundo Yoongi puso una expresión de dolor, y inconscientemente se levantó de su asiento. Algunas personas le miraron, pero él tenía los ojos fijos en el peliplateado, que aún así había saltado y estaba colando el balón por el aro de la canasta. Hoseok se dio cuenta de cómo Yoongi había intentado aterrizar sin que su pie izquierdo se apoyase en el suelo, pero el resto de la grada se había puesto en pie para aplaudir y vitorear el nombre de Yoongi.

El partido se reanudó, pero ya todos sabían el resultado. Yoongi les había puesto por delante del otro equipo y solo quedaban treinta segundos. El tiempo pasó demasiado despacio hasta que el silbato sonó, dando la victoria a BT-School. Los miembros del equipo que estaban en la cancha o en el banquillo, se abalanzaron encima de la estrella de ese partido. El pelo blanco enseguida fue enterrado entre la equipación negra y blanca del instituto. Todo el mundo saltó de sus gradas para dar las felicitaciones a los jugadores. El equipo contrario y sus seguidores abandonaron el lugar. Hoseok se quedó apartado, con una sonrisa en su rostro, esperando a que el barullo terminase y poder acercarse a Yoongi. Al cabo de los minutos el campo se fue despejando. Solo quedaban los jugadores, el equipo de animadores provisional (pues en realidad era el club de baile ya que no se había abierto el club de animadores por falta de integrantes) y algunas pocas personas. El peliblanco estaba riendo con alguien de su equipo, pero eso a Hoseok no le importó y le agarró del brazo para girarle y quedase en frente suya. Yoongi sonrió al verle, y se preguntó por qué había tardado tanto en ir a felicitarle, pues era lo más parecido que tenía a un mejor amigo. Sin embargo, el pelinaranja no le dio la enhorabuena y su rostro se permaneció serio.

-Me he dado cuenta, y eres tonto.

Yoongi entendió a la perfección a lo que se refería. A su amigo nunca se le escapaba ni una. Esperaba que hubiese pasado desapercibido, y al parecer lo había conseguido, para todos menos para Hosoek. Este empujó de su brazo y lo arrastró hacia el interior del edificio, dejando al resto de gente un poco extrañados.

-Hobi, en serio que estoy bien, no es nada -dijo Yoongi, poniendo su mano encima de la de Hoseok para zafarse de su agarre.

El menor se dejó apartar, pero en cambio siguió agarrado de su mano. Miró fijamente a los ojos oscuros del peliblanco, y este le devolvió la mirada. Lo que no se esperaba es que le diera una leve patada en el tobillo, sin despegar los ojos de los suyos.

En seguida, Yoongi se soltó de Hoseok y se llevó la mano al tobillo, con una expresión adolorida.

-¿Vas a seguir diciendo que no te duele? -Yoongi subió la cabeza con el ceño y los labios fruncidos- Perdón, hyung... Pero tienes que preocuparte más por ti mismo. No voy a estar siempre.

Autocontrol | yoonseok OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora