La escuela se muestra completamente vacía, los pasillos parecencansados de lo que nunca fue una vida, miles de estudiantespasaron por aquí y nadie piensa en todas las experiencias que hanvivido estos pisos, en fin.
Salí tarde de mi última clase, fue de literatura, me encanta laliteratura, amo leer y sobretodo escribir, así que es una de misclases favoritas. Cuando salí de la clase me despedí de Emma, miprofesora, siempre me mira con ojos de ternura, a veces laconsidero como mi segunda madre, me ha ayudado bastante enmis días de novato en esta escuela.
Camino con varios libros en mis manos, para los que no hayespacio en mi mochila repleta con más libros y algunas libretas.
Estoy muy retrasado y es difícil apresurar el paso si se tiene tantopeso en el posterior del cuerpo, mi hora de llegada pasó hacemucho. Seguramente mi padre me castigará aunque corra todo el 7camino hasta casa "Un minuto tarde, un castigo temprano", esodice él. Realmente no tengo por qué apresurarme.
Mis pasos resuenan por el corredor mientras veo el atardecer en laescuela, todos mis compañeros se fueron por el camino corto, peroyo prefiero dar toda la vuelta por las escaleras del primer edificioy atravesar todo el segundo para llegar a la salida, tengo unmomento a solas que me deja pensar demasiado.
Las ventanas cambian su atuendo cada vez que el sol les guiña conun nuevo tono de color haciendo que las sombras bailensensualmente, me gusta cómo se ven las partículas de polvo acontra luz, me gusta imaginar que son pequeñas navecitas depequeñas personas extrañas.
Al llegar a las primeras escaleras que miran hacia abajo, haciadonde no es arriba, claro está, comienzo a bajarlas con toda lacalma que puedo, no tengo porque apresurarme después de todo.
De la nada escucho una risita detrás de mí y delicados pasitos,que hacen que se me ericen los vellos del cuerpo, girorápidamente pero no logro ver nada, que extraño, pero vamos, noes una película de terror, no hay ningún asesino detrás de mí.
Al llegar al último escalón veo una máquina de golosinas, sigo unpoco asustado por el sonido de hace un rato, pero no me haquitado el apetito. Genial, encuentro justamente un dólar en mibolsillo, cuando lo saco, arrugado y maltratado de estar ahí, salentambién pedazos de papel que hacen que ese dólar se vea aún másmiserable.
-Solo me queda uno.- suspiro mientras me acerco a la máquina endonde hay sodas, galletas, chocolates y frituras que no puedopagar con mi solitario dólar. Sin embargo el paquete de Pinks valeun dólar exacto, gomitas de azúcar en forma de corazón paracalmar por un momento a mi estómago.
Cuando estoy a punto de meter el billete en la ranura algo caedentro de la máquina, meto la mano al contenedor de productos yrayos es el paquete de Pinks que habría pagado si no hubierancaído antes, miro a los lados, nadie a mi izquierda, nadie a miderecha, esto es absurdamente extraño.
Continúo mi camino, escucho el masticar dentro de mi boca perose escucha más fuerte esa risita detrás de mí. Vuelvo a girar, nohay nadie. Un movimiento fugaz cerca de los casilleros de lasiguiente esquina capta mi atención. Te encontré.
Meto las gomitas en mi bolsillo y comienzo a correr con todo ymis libros en mano, cada vez escucho más cerca estos pasos quepersigo, tengo miedo pero es más grande mi curiosidad que micobardía.
Los sonidos me llevan al patio principal del primer edificio, estádividido en 4 jardineras grandes y todo el piso y los pilares estánhechos de mármol, los pasos se detienen justo en el centro cercade la fuente. Pero sigo sin ver a quien los produce.
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The Most Powerfull Red Umbrella
Fantasy* Portada provisional * "Miro a muda, no había notado cuan familiar me parecía el rojo brillante de sus ojos..."