EL PAÍS DE LAS PIRÁMIDES

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Existió una vez un país, una isla en la cual abundaban las pirámides, habían de diversos tipos; unas más altas que otras, unas con muchos adornos tallados en sus piedras, otras un poco más sobrias y algunas completamente lisas; había lugares en los que las pirámides estaban rodeadas de abundante vegetación; helechos y arbustos; había en esta isla árboles que solamente mostraban sus bellas flores cuando pasaban los cien metros de altura por lo que a una persona le hubiera sido muy difícil ver alguna, a no ser que se cayera desde lo alto. Algunas veces pudo verse en aquel país un lago de agua cristalina en el que vivían peces de muchos colores y tamaños, así mismo, los pájaros que habitaban en este lugar volaban libres de un sitio a otro, saltaban en el césped, se refrescan en alguna fuente llena de agua o simplemente tomaban el sol en alguna de las paredes inclinadas de una de las tantas pirámides.

En este país no hay seres humanos, aunque se dice que hace muchos años hubo una pequeña población cuyos ancestros habían llegado hacia siglos de una región cercana huyendo del hambre, lo curioso es que cuando aquellos primeros habitantes llegaron, ya las pirámides parecían tener miles de años de haber sido construidas, nunca se supo quien colocó la primera piedra de la primera pirámide y, después de tanto tiempo, ahora que este país ya no tiene habitantes, las pirámides siguen intactas, inmóviles, tal vez entre ellas mismas se hacen compañía, todas brillan y calientan sus piedras cuando hace sol; cuando llueve todas se mojan por completo; a todas las cubre un tapete verde de extraña vegetación, especialmente en sus bases perfectamente cuadradas; todas las pirámides tienen una puerta en alguno de sus lados que tal vez solo se abrió una vez para nunca más volver a hacerlo.

La última persona que puso un pie en este solitario país fue un viejo navegante que cruzaba por vez última el gran océano, observó por casualidad una isla a lo lejos y llegó al lugar, dio una vuelta con sus hombres e hizo un dibujo de algún lugar que le pareció interesante y luego se marchó para descansar de sus incontables viajes, de este último acontecimiento han transcurrido ya muchos años.

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