3. Las mejores amigas

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Cuando terminó el recreo el auxiliar preguntó si había un asiento disponible. Una chica muy bonita señaló el que estaba al lado suyo y me senté mientras la chica me observaba con mucha curiosidad. Tenía los ojos color caramelo, piel canela y cabellos claros.

—¿Te llamas Raquel Miranda, verdad? Las chicas del "A" me lo dijeron —dijo sonriendo amigablemente.

—Sí. ¿Y tú cómo te llamas? —pregunté sorprendida. —Soy Elizabeth Díaz, pero mis amigos me llaman de cariño

Elisa, con "S" please —respondió y me guiñó un ojo.

—Gracias, Elisa. Seremos amigas —respondí y sonreímos juntas.

Elisa me agradó desde el primer momento, era la más popular del salón y una de las chicas más admiradas del colegio. Se llevaba bien con todo el mundo y fue quien me presentó a muchos compañeros. Conforme pasaban los días, nos fuimos haciendo grandes amigas. Me sentía a gusto con ella. Era como la hermana que nunca tuve. Teníamos mucho en común. Éramos hijas únicas y nuestros padres trabajaban todo el día.

Por fin, sentí que había encontrado una amiga, en esta ciudad que recién conocía y comencé a sentirme feliz.

Todos los días, al llegar al colegio, nos encontrábamos en la puerta y nos poníamos en las primeras filas de la formación para poder ver a mi amor platónico. A la hora del recreo, cuando lo buscaba con la mirada, siempre estaba acompañado de una chica muy bonita y un grupo de amigos. Creo que era su enamorada. Quería preguntarle sobre De la Puente a Elisa, pero me daba mucha vergüenza.

Un día, a la hora de recreo, los chicos de mi salón retaron a los del "A" a jugar fulbito. De la Puente jugó de delantero para su equipo. Elisa y yo hicimos barra a nuestros compañeros du-rante todo el partido. Como siempre, las groserías y palabrotas no se hicieron esperar, pero se calmaban cuando el profesor Rodríguez, el auxiliar, pasaba por la cancha. El profesor era muy gracioso porque tenía un vocabulario muy similar al de los chicos y cuando se molestaba era peor todavía. Pero, lo respetábamos y queríamos mucho.

—Oye, juega pues, no la ca.

—Carajo, era tuya. —Vete a la m.

Eran algunas de las frases que soltaban los chicos en el calor del juego.

—Elisa, ¿cómo se llama ese chico alto que juega para el

"A"? —pregunté al fin.

—¿Cuál de todos? —preguntó distraída. —El de polo verde.

—Ya sé de quién me hablas. Se llama Alexander De la

Puente. Pero, todos sus amigos le dicen Alex y es uno de los chicos más guapos del colegio —dijo suspirando.

—¿Qué pasó? ¿Acaso te gusta? —pregunté curiosa al ver su actitud.

—¿Y a quién no, querida? —me miró con sus grandes ojos caramelo—. Pero tiene un defecto —dijo muy seria.

—¿Cuál?

—Tiene enamorada. Una flacucha antipática que estudia en el "A". ¡Es ella! —dijo señalando a una chica que estaba mirando el partido junto a sus amigas. Era bonita, blanca, alta, de ojos pardos y cabello castaño. Parecía una modelo—. Esa es Fernanda Romero —exclamó Elisa.

¡Oh, decepción! No era tan perfecto después de todo, pensé muy triste. Qué desgracia enamorarse de alguien que ama a otra persona; y peor aún si tu mejor amiga también está enamorada de él. Tal vez, no sea amor. Tal vez, sea solo una ilusión. Ya pasará con el tiempo. ¡Raquel, debes olvidarlo!, me dije una y otra vez.

Desde aquel día, me prometí no pensar más en él, ni verlo de lejos y hacer como si no existiese. Pero, era muy difícil, sobre todo, porque Elisa hablaba siempre de él.

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⏰ Last updated: Jul 22, 2023 ⏰

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Raquel y AlexanderWhere stories live. Discover now