Uno de princesas y superhéroes

Sara era una niña de  9 años de edad, güerita, de cabello obscuro y ojos claros, con una pancita prominente, muy simpática y habladora. Aunque su mamá se refería ella como común y corriente; ella sabía que era especial, ella era una princesa.

Ella como buena princesa tiene un cuarto rosa con afiches de princesas en todas las paredes. Los aparatos eléctricos son de princesas, el edredón sobre su cama es de princesas, tiene un gran ropero lleno de disfraces de princesas y barbies princesa, bueno creo que ya entendieron la idea ¡Le encantaban las princesas!

Un día mientras, veía una de su películas favoritas, Sara tuvo una magnífica idea. Ella estaba determinada a vivir su propia historia de amor verdadero. 

Se acaba la película y la niña se para apresuradamente. Entusiasmada grita a los cuatro vientos  - ¡Hoy voy a conseguir a mi príncipe! Necesito prepararme. Paso uno: el vestido.-  De inmediato saca de su closet un traje de princesa, súper  grande, con muchísimos brillos, de su color preferido, y  que además  trae una bolsista de mano, unos guantes y una corona, se lo pone inmediatamente, gira dos o tres veces, para ver como fluye su vestido, hasta que cae rendida al piso y suelta una carcajada. Mientras, esta recostada en el piso viendo al techo ella recuerda, toda princesa necesita sus zapatillas de cristal. Vuelve al closet y se pone unas zapatillas de  plástico con una figurita en la punta y un discreto, pero, incomodísimo  tacón. 

El siguiente paso es obvio, ahora  necesita una manzana, toda buena historia de princesas, incluye frutas y verduras. Ella entra corriendo a la cocina, sobre la mesa hay un gran plato de frutas, toma una manzana. Y dice -  Uummm  ¡ok! Chequemos. Traje de princesa… listo. Zapatillas de cristal. Se levanta el vestido y se asoma para versé los pies. ¡Listo! ¿Manzana?  Lista.  Mientras tanto pone la manzana en la bolsita que venía con el vestido. Empieza a voltear de un lado al otro de la habitación como buscando algo.   ¿Qué me falta? ¿Qué me falta? Se pregunta Sara ¡ay obvio, daaa… me falta pintarme los labios, para así besar a mi príncipe azul!  Saca de la bolsita de mano un labial de juguete y un espejito de aluminio y se repasa los labios con él.

De repente entra su mamá, ella es una mujer que parece barbie, es alta, delgada, con una pequeña cinturita y grande cadera, tiene ojos muy grandes y de color azul. Va extremadamente maquillada con pestañas postizas, tiene el cabello rubio platinado y viste completamente de rosa. Detrás de ella aparece su padre. Él es un hombre muy guapo, alto, y lleva el cabello peinado de lado con mucho gel, usa tanto gel que parece que su pelo es de plástico. Su mamá  con una voz dulce y movimientos que parecen de muñeca le habla a la niña y dice - ¡SARA!, vámonos a comer.-  Su padre continúa - SÍ, apúrate, una alimentación sana es muy importante para tu crecimiento. Los padres se voltean a ver y se ríen ligeramente. La niña los ve sonríe y dice -  Sí, ya estoy lista, ¡vámonos!

Toda la familia se sube a su camioneta. Ella va muy atenta al camino está segura que ahí encontrará a su príncipe azul,  va asomada por la ventana, cuando de repente ve un restaurante que parece un castillo. En la entrada  se encuentra  un apuesto joven , se parece a todos los príncipes que ha visto en las películas. Además lleva un  disfraz de príncipe, debe ser él pensó. El joven trabaja en el restaurante,  reparte propaganda a las personas que pasan por el lugar y es muy viejo para ella, pero, no le importa. Ella quiere un príncipe y lo va a encontrar.

Sara, le grita como loca a su papá - Párate papá, aquí es donde quiero comer, ¡párate rápido! -  El padre como puede se estaciona y ella sale corriendo de la camioneta. Se para justo frente del príncipe de la comida rápida , cuando está segura de que el príncipe la está viendo saca de su bolsita la manzana, le da un gran mordisco y se tira al suelo pataleando y revolcándose; grita exageradamente, para que su príncipe vaya a salvarla - ¡Ay, ay, ay¡ la malvada bruja me envenenó. Sólo el beso de mi príncipe me salvará ¡Ay, ay, ya, yai!!-
El príncipe se acerca a ella se hinca, parece que la va cargar, que la va a besar. Su corazón se acelera, su sueño se va a hacer realidad, pero, él la toma bruscamente por el brazo y pregunta -¿De quién está niña? ¿Quiénes son los padres de esta niña?-  La niña se suelta del brazo lo voltea  ver.Sra muy enojada le grita - ¡Ash! Ya cállate, olvídalo¡¡ Gracias por nada, eh!! ¡Princesito!-   Se aleja con los brazos cruzados, el seño fruncido y haciendo berrinche,  camina por la calle hasta donde están sus padres, los alcanza y les dice  - ¡Vámonos! Ya no quiero comer aquí, además la comida chatarra  hace que engorde y ya debo cuidar mi figura-.

Ella se siente decepcionada, su príncipe era sólo un sueño. Pero, no puede perder la esperanza, al final las cosas siempre se solucionan así que decide ir al parque, se acerca a unas canchas de básquet. Encuentra a unos niños jugando. Sara mira con atención el juego; de entre todos ellos, ve a un niño muy apuesto, rubio de cabello un poco largo, usa un uniforme de un color azul claro, que combina perfecto el color de sus ojos. Los demás niños son más bajitos que él, usan ropa obscura y prácticamente ni tocan el balón.  Es él, ese sí es mi príncipe azul piensa ella, mientras el niño se luce con las jugadas. De repente,  encesta un tiro de tres puntos. Los demás niños se acercan y lo felicitan, el juego continúa. Ella lo mira fijamente ¡Es él, es él, es mi príncipe azul! Grita, mientras los demás espectadores la voltean a ver y se ríen de ella.
Sara, piensa rápidamente en un plan: la zapatilla, la zapatilla debe funcionar. Cuando la vea empezará a buscar a la princesa que le quede, y va a quererse casar  con ella y aquí estaré yo, esperándolo. Rápidamente se quita la zapatilla, pero, como el PRINCIPE AZUL está muy lejos, apunta y la lanza dándole justo en la cara, esto provoca que falle un tiro. Sara se sienta en las gradas a esperar a que su príncipe venga a buscarla, se reclina hacia atrás y estira su píe descalzo. El niño levanta la zapatilla y busca con la mirada a quién la haya lanzado,  ahí encuentra a la princesa Sara; se le acerca y justo enfrente de ella le pega de regreso con la zapatilla.  Ella se soba la cabeza, se para bruscamente de la gradas y empieza a brincar y a gritar fuertemente  - ¡aaaaaaaahhh! definitivamente él no es mi príncipe azul, dice entre dientes, ¡Qué horror! Eres un salvaje- le grita fúrica.  Se inclina y  saca la lengua, recoge su zapatilla y se la pone.

Se va a su casa y como última esperanza, se dirige al  patio trasero de la casa que tiene mucho pasto. Empieza a buscar algo revisando con la mirada,  de repente suelta un grito; con dulce voz dice  -  Sapito, sapito, ¿querido mío? ¿Dónde estás? No te escondas… - Entre el pasto salta un sapo y empieza la persecución, ella corre por todo el patio, se salpica de agua, se llena de lodo hasta que por fin atrapa al sapo. Lo toma como si lo fuera a besar en la boca y lo ve fijamente - Ahora sí amado mío, te liberaré de este horrible maleficio que te ha hecho ver tan verde y asqueroso. ¡Diag!- se lo acerca a la cara, intenta besarlo pero no puede, casi se vomita. Decide soltarlo y dejarlo ir - Sapo tarado. Me rindo, no puedo más, el príncipe azul no existe.  Regresa a su casa, triste y llorando desconsolada por todo lo que le había pasado. Entra a la casa se dirige a su cuarto y grita - Ya no quiero saber nada de princesas ni de príncipes.  Cierra la puerta tras de ella, bruscamente.

Después de algún tiempo Sara se ha recuperado y está trabajando en un nuevo proyecto , ella sale corriendo de su cuarto disfrazada de la mujer maravilla, y ahora su cuarto está completamente cubierto con cosas de superhéroes - Daaaaa… es obvio, lo de hoy, son los superhéroes. ¡Batman,             agárrate, que ya llegó, tu mujer maravilla!
La niña  se sube a un jet invisible y sale volando en búsqueda de su próxima aventura o el Príncipe Azul ¡ lo que llegue primero!