-Veamos... Louise veo que eres una persona muy cuidadosa y prejuiciosa. ¿A qué se debe esto?
-No lo se... Supongo que nunca me ha gustado correr ningún tipo de riesgo.
-Ya veo, Louise puede que no te gusten los gatos negros con tan solo verte puedo saber que los odias.
-¿Y si lo hiciera qué?
-Hay veces que los gatos son los que traen la fortuna, todos los que te han gustado no fueron correspondidos, intenta seguir un gato negro el primero que veas a partir de ahora y sabrás lo que debiste creer desde un principio.
-Esta bien.
Eso hice, saliendo de la casa de Marie al despedirme de ella encontré un gato negro, pensé que en no hacer caso e irme a mi casa pero no tenía nada que perder... Seguí a ese gato a 5 calles mas adelante hasta que se subió a la azotea de una casa...
-Puto gato de mierda, nunca debí haberlo seguido es una estupidez, en fin volveré a casa.
-*Abren la puerta* Buenas tardes señorita.
-Buenas tardes. (*Puta que chico tan guapo*)
-Muchas gracias por haber traído a mi gato llevaba días enteros sin haber regresado, en verdad se lo agradezco.
-No hay problema... De nada. (*¡Pídele salir estúpida!*)
-¿Le gustaría salir a hablar un rato y tomar un café algún día?
-Si, si por supuesto. (*Dios me la pela el amor*).
-Esta bien... ¿El sábado estaría bien?
-Si por supuesto. ¿Podría ser a las 4?
-Si señorita.
-(*Maldita sea le debo una a esa señora*)
Esa noche recuerdo haber llegado a mi casa, saltar de la emoción y estar bailando hasta caerme de las escaleras, tomé un trozo de pastel que había comprado mi madre y me senté a ver la luna en mi balcon era una luna grande y roja ¿Un eclipse? Ya había pasado buen tiempo desde que no veía uno, es hermosa la luna. Dormiré y mañana haré lo mismo... Será interesante ver la luna diariamente...