Era un escenario hermoso, no entendía el porque, pero esa noche no podía dormir, la oscuridad de mi habitación me acogía en sus brazos y me hacía sentir cómodo, aún que la calor de las sábanas quizás me impedían dormir, abrí la ventana y acto seguido me acomodé para dormir, aún así, no podía conciliar el sueño.
¿Cómo pensaba en dormir si lo tenía a él en mi cabeza? Me preguntaba si él pensaba en mí, si él tampoco podía dormir, si le importaba...al menos un poco, miré el cielo y noté que las estrellas me acompañaban, con su brillo iluminando la noche, vi una que estaba muy brillante, ese era él, sonriendo a la vida, y a unos cuantos centímetros estaba todo lo contrario, una estrella a punto de perder su brillo, a punto de morir, buscando apoyo en la estrella más brillante de esa noche, quizás ese, era yo. Al quedarme mirando ese cielo, tan hermoso, me dormí.
Desperté sintiendo los molestosos rayos de sol saliendo de mi ventana, mi madre estaba parada, ella había abierto las cortinas como siempre.
—Hijo, hora de levantarse —dijo ella con su dulce voz, dándome palmaditas en la espalda.
—Mmm... —dije aún con sueño—. C...cierra la...las cortinas...—se me escuchó mi voz de zombie entonces puse la almohada encima de mi cabeza para evitar aquellos rayos de luz tan molestosos, y a la molesta orden de mi madre.
—¡Ya a levantarse! Y a desayunar —dijo quitándome la almohada.
—¡Noo...! —grite sin ganas, y me tapé con las sábanas hasta mi cabeza.
—¡Alan! —gritó mi madre furiosa quitándome las mantas ¡Firme un contrato con la muerte!.
—¡No me golpees! —dije cubriendome la cara.
—Deja de ser tan infantil, ¿Cómo te golpearía?, ya levantate, deja de ser infantil, tienes dieciocho años —dijo mi madre y suspiro—. Lamento decirte esto pero debes madurar hijo.
—¡Agradece que no fumo! —le grité como estúpido.
Esta vez si me llevé una buena cachetada, se marchó de la habitación, me levanté de mala gana y me toqué la mejilla, eso si que dolió, no debí haber sido tan atrevido con mi madre, nota mental: si mi madre está enojada, no alzarle la voz, o me irá muy mal.
Esa mañana, a pesar de que había sol, hacía mucho frío, había un aire de frío, y creo que una tormenta se aproximaba, aún que el sol aún siguiera despierto, al ir al salón, estaban dando las noticias por la televisión, y en el tiempo, decía que iban a caer sólo unas cuantas gotas de agua. Mi madre estaba en la cocina mientras yo estaba en el salón y mi padre estaba sentado viendo las noticias igual que yo.
Me aburría mucho así que tomé mi celular y mis audífonos, dejé que la musica se apoderará de mí, estaba sonando la melodía «la valse de Amelie» me encantaba esa melodía y aquélla película. Me comuniqué por mensajes con mis amigos, teníamos un grupo, y también hablaba por chat privado con él, mi mejor amigo, vi su foto de perfil y estaba con una amiga, a menos, eso era lo que esperaba, vi su estado, lo mismo de siempre: Sólo, vivamos el presente. Éramos muy diferentes, aunque nos gustaba la misma música, la personalidad era muy diferente, él era muy extrovertido, y yo todo lo contrario, pero cuando estaba con él a solas, hablaba demasiado, cuando alguien se acercaba a nosotros y decía "tú amigo es muy callado y tímido" él se reía como loco.
—Ya Alan, apaga el móvil, vamos a desayunar, y ambos pasen a la mesa —dijo mi madre saliendo de la cocina y ordenando la mesa.
—Deja despedirme de Nathan —dije diciéndole en el chat "voy a desayunar, después te hablo". entonces apagué el móvil dejándolo en mi bolsillo.
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Mi estrella favorita
Romance¿Por qué decidiste mirar a esa estrella habiendo muchas en el cielo?. En el momento que te vi, mi vida, mi pasado, era como si hubieran desaparecido por tu brillo. Como si cada rincón oscuro de mi vida lo hubieras iluminado por tu sonrisa. Como si s...