Comienzo

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Alex caminaba a través del pasillo, decidido. Esta vez estaba seguro que lo haría, nada podría impedírselo. Dió 5 pasos adelante, cuando vio que un chico alto, de pelo negro, corto, y chaqueta de cuero se acercaba a su objetivo. Su mundo se derrumbó cuando vio que comenzaron a hablar.
<<Mañana será >> piensa.
Sintió un palmada en la espalda.
-Lo lograrás-, la voz de su mejor amigo sonaba burlona, pero a la vez, se notaba que entendía la situación.
- No lo se, eso espero.
- Vamos!! No te pongas triste por una cosa asi!!! No me obligues a darte otra paliza como la de anoche.
- ¿¿Paliza dices?? Jaja, si no haces mas que llorar.
Sonó el timbre de entrada.
- Dejaremos esta conversación aquí. Dijo Cam, sonriendo.

Durante toda la jornada, Alex sintió una terrible punzada en su ojo derecho. Era casi insoportable.  Asumió que altas sesiones de juego tendrían consecuencias pero jamás imaginó lo que se aproximaba.

Al fin, la jornada había finalizado. Se sentía mareado y le seguía doliendo el ojo, aún más intenso que antes.
Era un día soleado, nadie hubiera imaginado que ese sería un día de otoño, justo el día siguiente a una gran tormenta, no había rastros de la noche anterior. Ni una sola señal.
Alex y Cam comenzaron a caminar, lento, pero manteniendo el paso.
- ¿Ibas a pedirle el numero a esa chica verdad? Preguntó Cam.
- Ah no se, puede ser... Claro que si genio.
- Oye oye, no hay porque alterarse. Dijo Cam, mientras se reía.
En un instante, Alex se vio enfrente de una chica, pelirroja, bastante baja.  Sus miradas se encontraron y en ese instante, su ojo derecho volvió a punzar. Un dolor agudo se apoderó de su ser. Ya no veía nada, jamás había sentido esto.
Mientras tanto, la chica solo sonreía.        
Era curioso, Alex no soltaba muecas de dolor, era fuerte, pero había sentido dolores peores. Él se había prometido a soportar cualquier dolor. Pero la chica sonreía, justo como si supiera de su dolor, justo como si se burlara de su debilidad.
Sus miradas se separaron, el dolor cesó... Misteriosamente cesó.
- Vaaaya, aun no estas saliendo con aquella chica y ya le eres infiel...- Dijo Cam, burlándose. -Que romántico contacto visual eh!!.
- No-no, jamás, no se que pasó, fue de pura casualidad. Pero, justo cuando me miró a los ojos, mi ojo derecho comenzó a punzar, me dolía mucho...- Dijo Alex, con su mano izquierda tapándose el ojo, aún había rastros de dolor, poco a poco se iba disipando. 
-...
- ¿Que?
- Que marica.
Cam comenzó a reírse, Alex lo miró con cara de desagrado, por lo que       
Cam cambió su semblante. Entendió bien que su amigo hablaba en serio.  Siguieron caminando. En silencio.

Alex llegó a su casa, cansado. Por lo que, en cuanto llegó, se cambió y comenzó a comer. El almuerzo de hoy, Spagheti con salsa Caruso, su plato favorito.
No sentía mucha hambre, por lo que solo comió dos porciones.
Al terminar, se puso a hacer su tarea.   Por difícil que parezca, el ojo no volvió a doler, tampoco sintió punzadas. Nada.
Se echó en la cama, estaba cansado, habían sido muchas cosas para lo poco que iba del día. Su intento fallido de obtener el numero de aquella chica, el dolor de su ojo, y el encuentro con esa misteriosa y perversa chica pelirroja. Eran... demasiados problemas juntos. Por lo que se dispuso a tomar una siesta. Una pequeña siesta.

Al despertar, ya estaba todo oscuro, ni rastros de ese sol que penetraba a través de su ventana. Completamente oscuro.
Alex se levantó de su cama y se dirigió a su heladera para comprobar si aun quedaba comida del mediodía, tampoco. De seguro su hermano se la había terminado. No sabía que comer, tenía hambre, pero no sabía que comer. Se convenció de tomar leche con pan.
Al terminar de comer, Alex advirtió la hora.
- ¡¡QUEEE!! no pueden ser las once, ¡oh no!.
Alex se dirigió al baño, se bañó y se acostó a dormir.
Aquélla noche fue la peor de su vida, jamás había tenido sueños tan grotescos. Aquél sueño era el más raro que había tenido en mucho tiempo.      Recordaba una silueta, de un hombre, pero, tenía alas, unas enormes alas negras, con plumas. Tenía el torso descubierto. Aunque estaba de espaldas, Alex pudo ver que se parecía bastante a él, su pelo, su postura, eran demasiadas coincidencias. Alex jamás había visto un hombre alado, era obvio, así que no podría ser un recuerdo, pero tampoco tenía un subconsciente tan increíble como para crear una imagen tan realista. ¿Que significaba todo aquello?, ¿tenía alguna relación la chica pelirroja con su dolor en el ojo?, o peor aún, ¿Tendría relación con el sueño?

La Rebelión De Los Ángeles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora