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Todos los humanos cambian al transcurso de su vida, nadie era ni es la excepción.
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Si, nadie cambiaba, ni siquiera aquella persona, aquella niña con ojos llenos de esperanza, con una timidez gigante, con miedo de herir a otros, con amor, con empatía, con una gran habilidad de socializar. Si incluso ella. Cambió.
Su timidez enorme que le imposibilitaba lograr sus objetivos: hacer amigos, cambió. Cambió a una asocialidad enorme, huyendo de sus antiguos objetivos. Aborreciéndolos.
Su sonrisa cambió a una expresión, cambiante, de irritación a desinterés.
Su esperanza se convirtió en una gran sensación de dolor al saber la verdad.
Sus ganas de crecer y vivir se transformaron en un pensamiento que se auto-contradecía, queriendo vivir y queriendo morir.
Si, había cambiado tanto.
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Pero, aún había cosas que se mantenían como siempre, no eran sus gustos, los cuales habían cambiado tanto. Tampoco su intelecto, que había mejorado de manera considerable. Ni sus amistades, a quienes perdió de manera rápida. Ni sus valores, que permanecían en una constante lucha.
Era su transparencia, su personalidad fría no le cubría, o bueno, lo hacía en ocasiones, pero aún era capaz de descifrar sus emociones solo observándole, de notar que siempre estaba sufriendo. Pero no le importaba.
Y, otra cosa mala que permanecía: era su maldita amabilidad. Su capacidad de soportar el dolor por otros, de dejarse utilizar, de dejarse manipular, tan solo para llenar vacío en otros sin importarle el suyo. Se dejaba utilizar al haber riñas entre sus ''amigas'' Llenaba el vacío que estas sentían sin la otra. De hecho, se dejaba utilizar por todos. Y le dolía. Pero nunca contaba de su dolor.
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Y su final fue muy triste, tan triste como @Anónima1183.
