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—¡Dino! .—Un par de pasos apresurados se escucharon detrás del chico, este se dio la vuelta encontrándose con la deslumbrosa Shim—. Hoy tenemos literatura.

—O-oh sí... —Respondió este con una pequeña sonrisa, la otra chica agarró su mano entre las suyas y la sacudió feliz. 

—¡Vamos, hoy tengo nuevas poesías escritas!

Y Kyung Shim se sentía feliz otra vez, porque había encontrado a alguien que quería a sus aburridas poesías para las clases de literatura. 

Aunque, Lee Chan no era el correcto.

Lucky OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora