El sol había comenzado a ocultarse hacía un buen rato, y los últimos rayos del ocaso teñían el cielo en tonos naranja que poco a poco desaparecían, absorbidos por el púrpura y más tarde por la oscuridad absoluta y llena de estrellas. Con el anochecer las sombras crecieron y reptaron por las paredes y pisos del silencioso palacio.
Silencio.
Era una noche particularmente silenciosa, sí. Tan distinta de aquella en que su niña fue concebida, en medio del frenesí de un festejo por la victoria, con música estruendosa y estridentes carcajadas que hacían eco en los pasillos y hasta su habitación, esa misma habitación donde se encontraba, asomado en el balcón. La suave brisa era cada vez más fría, como augurio de una tormenta, pero la bebé entre sus brazos no parecía molesta por eso; si acaso, la niña bostezó y continuó durmiendo con la placidez que solo alcanzaban los bebés.
Entonces un relámpago cruzó el cielo y un trueno rompió con el silencio.
Loki no se sobresaltó, pero sujetó con más firmeza al pequeño bulto de mejillas rosadas, preparado para calmar su llanto. Sin embargo, el llanto nunca llegó. La niña tenía los ojos abiertos, y los truenos seguían componiendo una sinfonía estremecedora en el cielo nocturno, pero ella no lloró. Probablemente no debería sorprenderle, después de todo había nacido con la peor tormenta que habían tenido en siglos rugiendo al otro lado de las ventanas, con los truenos ahogando las maldiciones del padre y el llanto de la hija, sin ayuda, sin nada más que la tormenta en el exterior y las sabanas manchadas debajo de los dos. Fueron horas agotadoras y dolorosas, pero Loki encontró regocijo en la inquietud de Thor, en su frustración y mal humor al no poder presenciar el nacimiento de su hija, en el hecho de que solo él estuvo presente cuando abrió los ojos al mundo por primera vez.
Hela, la había llamado. Fue una niña de buen tamaño, una æsir, no una giganta. Esperaba que hasta ahí llegaran las similitudes que podía tener con su padre, y la niña no lo decepcionó cuando por fin tuvo la fuerza necesaria para observarla y detectó la suave pelusa negra sobre la cabeza. Ella era suya, y de ella sería todo lo que a él le fue negado.
Thor había tratado de acercarse en las dos semanas siguientes, siempre a escondidas, y en cada ocasión Loki se había negado. Siempre se diría a si mismo que era cuestión de orgullo y placer malsano, pero la verdad oculta era que el temor de que le fuese arrebatada siempre estaba presente. Ella era lo único puro que poseía, y había llegado a la desgarradora conclusión de que debía mancillarla si quería conservarla, si quería que ella pudiera reclamar todo lo que le correspondía por derecho de nacimiento.
La tormenta eléctrica siguió rugiendo con furia, y ella parecía fascinada. Loki casi pudo jurar haber visto algo parecido a una sonrisa en su rostro, y eso le hizo fruncir el ceño con aprensión. Se dio la vuelta y entró a la habitación, cerrando las puertas del balcón a sus espaldas para bloquear los relámpagos y ganándose un puchero a cambio. Él no cedió.
— A mi también me gustaban —le dijo mirándola con seriedad, como si ella pudiera entenderlo. Le gustaba pensar que así era—. Ya aprenderás a odiarlo. Nos encargaremos de ello.
Se haría cargo de que ella supiera la verdad acerca de su origen y de quién era su padre. Se aseguraría de que conociera su lugar en el mundo, de que lo tomara todo. Asgard era su derecho, y se lo otorgaría aunque tuviera que acabar con los nueve mundos. Pero, por el momento, solo necesitaba una canción de cuna.
•••
Hela, así la había llamado, y aunque apenas tenía cinco años, las personas susurraban su nombre. Nadie se atrevía a decirlo demasiado alto o en cualquier conversación; la niña dulce de sonrisas encantadoras y cabello oscuro como la noche era un tabú, la protagonista de profecías devastadoras. Ella era ajena a los murmullos que se levantaban a sus espaldas, susurros temerosos sobre piel azul y ojos rojos que Loki se encargaba de extinguir antes de que cobraran fuerza, porque aún no era el momento apropiado de exponerla a lo que un día debería enfrentar y destruir.
ESTÁS LEYENDO
Hela's Lullaby
Short Story[Thorki Semi-AU] «Inocente hijo, daré forma a tu creencia. Y siempre sabrás que tu padre es un ladrón. Y no entenderás la causa de tu dolor. Pero siempre seguirás las voces que vienen del fondo.» » One-Shot » Loki/Thor implícito » Loki & Hela cén...