Intermedio 1- La magia de Lumiose

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Nota del autor: Damas y caballeros, este 1 de Mayo se cumplió un mes desde la publicación del primer capítulo de este fic y debo decir que estoy muy satisfecho con el progreso que ha tenido, espero sinceramente que ustedes también estén disfrutando la manera en que la historia se desarrolla y no se despeguen porque aún hay más por delante.

Ahora, este intermedio (y los futuros) funciona como una clase de Tie-in con la historia, no es parte directamente de la línea argumental pero explora una subtrama, por ello hasta el POV es distinto al habitual. La idea era publicarlo hace 2 días pero por algunas ocupaciones universitarias y eventos importantes se postergó hasta el día de hoy.

Sin más por el momento me despido de ustedes.

Una gotita de agua resbaló por el cristal asimilando a otras como ella en su camino y creciendo cada vez más hasta llegar al final de la ventana. Al otro lado de la ventana una niña rubia sigue con la vista la trayectoria de esa y otras tantas gotas que caen sin parar hasta que un pequeño roedor anaranjado se echa sobre su cabeza y la saca del mar de sus pensamientos.

– Oh Dedenne, no recordaba cuan aburrida podía ser Ciudad Lumiose- masculló en voz baja al tiempo que tomaba al simpático pokémon entre sus manos y lo envolvía en un abrazo.

El estado de aburrimiento y melancolía que desesperaba a la joven era fácil de entender, hace algo más de un par de semanas recorría las rutas y florestas de Kalos encontrando una aventura tras otra. Ahora su mejor amiga estaba en coma y por si eso fuera poco su hermano se había ido con Ash y la había dejado en casa haciéndola sentirse excluida.

– ¿Bonnie? ¿Te encuentras bien?- preguntó el padre de la niña desde el arco de la puerta, como si no se atreviera a entrar.

– Sí- se limitó a responder la menor y siguió observando por la ventana.

– Mira...te traje un helado de Baya Ango- el hombre barbado entró en la habitación de su hija y colocó el vasito en una mesita – Estuve pensando, hoy no tengo mucho trabajo y... cuando termines tu helado podemos ir a visitar a tu amiga Serena-

Bonnie se giró para mirar a su padre, desde que su hermano mayor partió no había podido ir al hospital ya que el protocolo del hospital no dejaba pasar a quienes aún no tuvieran edad para tener un Pokémon propio sin la supervisión de un mayor y Meyer era un hombre que debía trabajar muy duro para poder sustentar a sus dos hijos.

– ¡Me encantaría!- respondió la chica con un brillo en sus ojos que recordaba a los días anteriores al accidente – ¿Crees que pueda peinar a Serena? Cuando despierte no querrá verse desaliñada- Meyer asintió.

Bonnie entonces corrió emocionada hasta su cama y miró por debajo en busca de su estuche de maquillaje y algunos listones de colores. Dedenne, quien tenía una profunda conexión con la rubia, estaba reanimado al ver que la chiquilla y la ayudó a alcanzar los listones que estaban más al fondo.

Pronto Bonnie había terminado su helado y tras ponerse su impermeable de Pikachu estaba más que lista para salir. Al principio caminó seriamente y sin hablar, pero pronto se encontró a si misma saltando en cada charco que había en el camino contagiando con su espontánea alegría incluso a su padre, logrando que se uniera al juego.

Tras algunos minutos llegaron al hospital, la lluvia había cesado y unos rayos de luz solar que se filtraban por las nubes embellecían el ambiente y una clase de señal positiva de que todo saldría bien. Bonnie entró a prisa y, tras comprobar a la oficial en turno que estaba acompañada por un adulto, pudo llegar hasta el cuarto en el que su amiga reposaba tan profundamente y llamó a la puerta.

– ¿Sí?- inquirió la mujer castaña que abrió la puerta – ¡Hola Bonnie! Tiempo sin verte- añadió y se apartó para dejar pasar a Bonnie.

– ¡Traje algunos listones y maquillaje para Serena!- la chiquilla alzó sus brazos para que la madre de Serena pudiera ver su estuche de maquillaje.

– A Serena le encantará el detalle- dijo Grace al tiempo que esbozaba una sonrisa y luego se giró a ver al hombre que acompañaba a la menor – ¿Y usted es...?-

Bonnie se detuvo un momento y recordó que su padre y Grace no se conocían todavía

– ¿Uh?, soy el padre de Bonnie y Clemont- extendió su mano hacia la mujer y ella le correspondió el saludo.

– Tiene unos hijos realmente maravillosos señor...-

– Solo Meyer, tengo un taller mecánico en la ciudad-

– Mucho gusto Meyer, mi nombre es Grace-

– El gusto es mío, su hija es una chica estupenda y puedo ver de quién sacó la gracia-

Bonnie fingió que no se daba cuenta que su padre andaba ligando con la madre de Serena y mientras los adultos hablaban se acercó a Braixen, quien como siempre reposaba a los pies de su entrenadora

– ¡Braixen!- colocó una mano sobre su cabeza – Debes ayudarme a poner linda a Serena- la pokémon de fuego respondió con un aullidito de emoción y por primera vez desde que llegaron al hospital se puso en pie y se acercó al rostro de su entrenadora.

– Chama cham- se escuchó y en ese momento entró el Pancham con un montón de pequeñas flores rosadas

– ¡Pancham!- exclamó alegre la menor – Ven aquí, esas flores nos podrían servir- el Pokémon quedó atónito ante el repentino entusiasmo que había en la habitación pero pronto se unió al trabajo del resto.

Braixen adornó el cabello de Serena con pequeños moños azules que Pancham iba intercalando con flores, Dedenne usaba sus pequeñas manitas para entrelazar algunos listones rosados. Por su parte Bonnie maquilló a Serena con cuidado, de la manera que ella le había enseñado anteriormente.

Cuando finalmente terminaron Bonnie y los Pokémon contemplaron con orgullo su obra

– Siento que falta algo- murmuró, pero antes de que se le ocurriera que podría ser un resplandor rojizo iluminó toda la habitación.

Ante la estupefacción de todos Sylveon había salido de su Pokéball

– ¡Sylveon!- Bonnie corrió hasta ella y la levantó entre sus brazos para que pudiera observar también – ¿Qué crees que falte para que Serena se vea aún más hermosa?-

La respuesta de Sylveon fue usar una versión controlada de su Viento Feérico, llenando la habitación de pequeños resplandores rosados. Aquello pareció motivar a Pancham y Braixen, quienes pese al reducido espacio se pusieron a bailar y hacer piruetas como si estuvieran otra vez en la Master Class, Sylveon y Dedenne pronto se unieron a la coreografía, aunque este último de una manera algo torpe por su falta de práctica. Bonnie se sentó en el sillón y observó, era como una pequeña exhibición privada para la pelimiel. Grace al ver la habitación tan llena de vida y alegría sonrió y una lágrima escurrió por su rostro

– ¿Ocurre algo?- inquirió Meyer.

– No...es solo que...- la mujer se secó con una de las mangas de su abrigo– Verla tan tranquila, rodeada de sus Pokémon me hace sentir esperanzada... su hija es como un ángel- sonrió y siguió observando a los Pokémon danzando junto a la cama de Serena.

–Sí... ese siempre ha sido su talento-

Cuando estabas aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora