Abrió la ventana de su habitación y saltó de ella hacia fuera. Miró desde afuera lo que se supone que era su “hogar”, aunque a lo que vivía Alice no se podía llamar así. Puede que por fuera parezca una bonita y pintoresca casa pero por dentro es todo lo contrario a eso.
Se caló la capucha de su chaqueta negra, apretó mas fuerte la correa de su mochila en su hombro y se echó a correr lo mas fuerte que sus piernas podían. Corrió y Corrió por varias horas sin saber a donde se dirigía y donde se encontraba, pero no le importaba. Lo único que la joven Alice quería era escapar de ese infierno del cual vivía las veinticuatro horas de cada día.
Por falta de energía y fuerzas se tumbó frente a un lago. El sueño la venció y cayó en un sueño profundo.
Alice abrió los ojos y vio que se encontraba en una pequeña cabaña, tumbada en un sofá, tapada con una manta y con un paño frio en la frente. Levantó la vista y sus ojos azules se encontraron con unos verdes curiosos. Ahogó un grito y un intento de ponerse de pie cayó al piso.
_Mierda_ gruñó Alice.
_ ¿estas bien?_ preguntó el chico tratando de contener la risa. Alice levantó nuevamente la vista para ver al chico. Este gozaba de un pelo rubio, piel claro y una buena musculatura.
_ Eh… s- si ¿Cómo llegue aquí?_ Preguntó tímida.
_ Bueno te encontré durmiendo plácidamente al lado de mi escondite_ respondió el rubio.
_ ¿escondite?_
_ Si, esta cabañita es mi escondite desde niño. Aquí vengo cuando estoy triste o necesito aclarar mi mente. Además el lago es pequeño y creo que es el único que no esta contaminado.
_oh, lo siento por descubrir tu secreto_
_ Descuida me agrada compartir este lugar con alguien, mas si se trata de una chica tan guapa como tu_ Dijo lanzándole un guiño. Alice no pudo evitar sonrojarse debido al cumplido de aquel chico.
_Pero… ya no será secreto_
_ Si lo será solo que será nuestro escondite_
_ Vale, oh por cierto soy Alice_
_Erik_ respondió el rubio.
Luego de un largo rato del cual Erik y Alice compartieron chistes malos de parte de Erik y anécdotas graciosas de Alice, el rubio se ofreció llevar a Alice a su casa. Al mencionar su casa, recuerdos de su padrastro abusando de ella y su madre golpeándola volvieron a la mente de Alice. Una lágrima solitaria resbaló por la mejilla de la castaña.
_Ey ¿Qué ocurre?_ Preguntó el rubio preocupado.
_Es que…yo…_
_ No tienes a donde ir ¿verdad?_ La castaño negó con la cabeza_ no te preocupes puedes quedarte en mi casa el tiempo que quieras.
_ No, no, no por supuesto que no, seria una gran molestia para tu familia y…_
_ No les importaría_ la interrumpió Erik.
Luego de que Erik insistiera diciendo que a los padres no les importaría que se quede en su casa, Alice terminó aceptando.
***
Continuara…