Cuando no te queda nada, cuando lo has perdido todo, cuando has tocado fondo, es cuando debes aprender a correr; no te queda más remedio, a no ser que no quieras salir de ese agujero en el que tú solo te has metido.
Eric Ortega estaba rodeado de oscuridad. Estaba en el fondo del fondo, donde todo está vacío y nadie te puede encontrar. Pero si se mira el lado bueno, de ese modo, ¿no se podría considerar una persona libre? Aunque, claro está, deberá arrastrar opacidad hasta el fin de sus días.