Empiezo a abrir los ojos léntamente, intentando acostumbrarme a la luz que entra por la gran ventana del cuarto de Evan.
Evan...
El mero pensamiento de su nombre, me produce mariposas en el estómago, el cuál está rodeado por unos fuertes brazos.
Sus brazos...
Veis, otra vez las mariposas. Es que no me puedo creer que me produzca tal sentimiento. Pero es algo que no puedo evitar, y sobretodo después de lo que hicimos ayer...
Giro mi cabeza y, ahí está él: Evan Peters, durmiendo apaciblemente.
En estos momentos es cuando me replanteo si puede llegar a ser adorable/sexy/asjhfajdldhakdlfhak al mismo tiempo, y que mis bragas no se caigan.
¡Llamad a Iker Jimenez porque tenemos un caso muy paranormal!
Intento moverme para salir de la cama sin despestarle, pero, cuando me muevo un centímetro, él me apreta más contra su pecho.
-Buenas días... -me susurra en el oído con voz ronca. Dios... ¿Puedes dejar de tener esa voz ronca tan jodídamente sexy?
-Buenas días, bello durmiente. -le digo bromeando.
Él se ríe aún medio sobao', y me da un beso de buenos días.
-¿Qué tal has dormido, preciosa? Porque yo he dormido genial.
-Se nota, se nota... Y, también he dormido genial. -digo sonriéndole.
Nos quedamos unos segundos en silencio, mirándonos a los ojos y sonriéndonos cómo 2 tontos.
Una de las cosas que menos me gustan de él es que casi nunca sonríe, pero cuando lo hace, juro por Dios que es la sonrisa más bonita que podríais haber visto en vuestra vida.
-Me podría pasar una vida entera mirándote y no cabría la posibilidad de cansarme. -dice acariciándome la mejilla. Noto cómo la sangre sube a mis mejillas, haciéndo que baje la cabeza.
Él eleva mi cabeza, quedando a la altura de sus oscuros ojos, esos que tanto me gustan.
Nunca he llegado a pensar que unos ojos oscuros, casi negros, pudiesen llegar a gustarme tanto.
Siempre me han gustado los ojos claros. Los verdes, los azules, los marrones claritos, los de color miel... ¿Pero los ojos oscuros? Esa era una idea descabellada para mí, antes de conocer a Evan, claro.
Desde que le conocí, todo ha cambiado bastante.
Obviamente, sé que él es famoso, y que tiene muchas fans gracias a American Horror Story (yo soy una de ellas, de hecho).
Sabía perféctamente dónde me estaba metiendo cuando empezamos a salir, pero ¿qué puedo decir? Me dió de lleno.
De un día para otro y sin previo aviso, me enamoré. Y sigo tan enamorada cómo desde el primer día.
Él, me da otro dulce beso en los labios, mientras yo apollo mi cabeza en su pecho, dejándo que las preocupaciones se vayan.
-¿Qué he hecho yo para merecerte? -me pregunta mientras compara mi mano con la suya.
-Me has dado de lleno, ahí, en la patata, Evan. -digo mientras pongo su mano en mi pecho. -Eso es lo que has hecho.
Él me sonríe y me besa otra vez.
-Me alegro, porque tú también me has dado. Y bien fuerte. -dice mientras besa mi mano. -Te quiero, Elena.
-Yo también te quiero, Evan.
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