Epílogo

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La noche era fría, así que Adrián tomó su abrigo y salió de su casa en dirección al café dónde había quedado de verse con Stephy.

Camino por las oscuras calles pensando en todo lo que había pasado desde la última vez que vio a Stephy, la lista era interminable, como por ejemplo, el hecho de que se había graduado con honores de la universidad a pesar de haber sido un desastre es sus años de secundaria y ahora era un hombre de 24 años, con un departamento y carro propio, con un hermoso perro y un gran empleo.

Llegó al café y se encontró con Stephy, sus ojos grises lo observaron con cariño durante las dos horas que estuvieron ahí y a la hora de la despedida no pudo evitar el llanto, se despidieron y prometieron verse pronto.

Adrián salió del local con un café para el largo camino que tenía que recorrer y una bolsa con galletas, sus paso eran lentos pues le gustaba la tranquilidad que las calles oscuras de aquella noche le brindaban, sus pensamientos derivaron hacia alguien que no esperaba recordar esa noche.

Livier

Sus ojos color almendra tomaron posesión en sus recuerdos, pues era los más claro que se había grabado de ella y que apesar de ya haber pasado 9 años desde la última vez que la vio le seguían gustando tanto como la primera vez que los había visto.

Se vio sumido en sus recuerdos sobre ella, en su pequeña historia de amor y en todo lo que en su momento sintió por ella, recordó las noches de llanto, recordó los días que se sentía tan feliz y lleno y no puedo evitar sonreír, la vida le había puesto en su camino a esa niña tan linda, que en su momento fue su dolor más grande pero ahora era sólo un recuerdo, un recuerdo que dejó en el un gran aprendizaje.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando chocó hombros con alguien, las galletas se resbalaron de sus dedos y el café cayó derramando gran parte de su contenido, la persona con la que había chocado era un chica, no era muy alta, era delgada de anchas caderas, su cabello caía más abajo de su cintura.

- Lo siento tanto - dijo con sinceridad aquella chica viendo a Adrián a los ojos.

Sin duda Adrián la reconoció, jamás había podido no reconocer esos lindos ojos, y al perecer ella también lo reconoció pues en cuanto lo hizo Livier salto a sus brazos, el rodeo su cintura con sus brazos y aspiro el olor de Livier, el no podía creer que estuviera ella ahí, después de 9 años, después de haber creído jamás volverla a ver.

Se separaron después de un rato y sólo se miraron y ahí fue cuando comprendió Adrián todo.

La vida era cruel, pues en su juventud no les había permitido a él estar con ella, provocando un gran dolor a él, pero no era tan malo pues ahora la vida lo recompensaba, la volvió a poner en su camino ahora con más edad y con la madurez adecuada para llevar esto en serio, la vida una vez más le había demostrado que cuando una persona es la correcta siempre aparece de nuevo en nuestra vida y que la pone justo en el momento perfecto, cuando por fin tus heridas han sanado, cuando haz dejado de ser un niño y puedes tener la madurez para tener una relación, cuando todo está bien, cuando estas listo de poder decir un te amo verdadero, cuando sabes que es amar.

Ella le sonrió y el le devolvió la sonrisa pues esta vez harían las cosas bien.

Fin.......

LIVIER (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora