Allí estaba.
Parado en la punta de el edificio más alto que encontró, por desgracia vivía en una ciudad pequeña y la altura a que se encontraba podría ser un problema, pero nunca le había temido a las alturas, desde pequeño trepaba cuanto árbol o alguna pendiente se le cruzarais. Era amante a la sensación del viento golpear contra su rostro al saltar desde altas alturas, abrir sus brazos y apretar sus puños para abrazar el viento que se escurría entre su delgado cuerpo tras cada centímetro que descendía, a su madre nunca le gustó ese tipo de comportamientos pero eso era lo que a él le gustaba hacer.
Nunca imaginó que todo acabaría así, sentado en una saliente a metros de altura sobre el suelo como una gárgola, y como si fuera poco había uno de esos anuncios deportivos del otro lado de la calle que decían: "just do it". "¿Que sentido tiene vivir?" Solía preguntarse desde aquel momento en que la vida le regalo la forma más bella de enseñarle que no podía tener todo lo que quisiera.
Se puso de pie preparado para dar el último salto al vacío de su vida.
Unas manos imaginarias como densa niebla lo sujetaban desde atrás agarrando todo su cuerpo y jalaban su camisa intentando evitar lo inevitable.
Pero por el otro lado una abrazadora oscuridad invadía lo más profundo de su corazón y lo único que podía querer era acabar con su agonía de una vez.
Y tal como subir a una escalera eléctrica, dio el primer paso al vacío.
Parecía que llevaba siglos cayendo.
-Vuela -susurró una voz en la oscuridad, pero Jhon no podía volar y lo único que podía hacer era seguir cayendo.
Su madre le pedía que bajara de aquel árbol al que solía trepar por diversión. Ella hizo una figura de arcilla y lo tiró desde muy alto, John recordaba muy bien cómo se destrozaba al tocar el suelo.
-Pero yo no me caigo nunca -escuchó su chillona voz de niño decir mientras caía entre los jirones de niebla gris que lo rodeaban, era tan espesa que apenas podía distinguir el suelo, pero sabía que estaba cayendo y lo que le esperaba al llegar abajo. No se puede caer eternamente, ni siquiera en uno de sus sueños. Sabía que despertaría un momento antes de tocar el suelo. Uno se despierta siempre un momento antes de tocar el suelo.
-¿Y si no te despiertas?-le preguntó la voz.
El suelo ya estaba más cerca, pero todavía muy lejos, a mil leguas, pero más cerca que antes. Hacía mucho frío allí en la oscuridad. No había sol ni estrellas; nada más que el suelo que se alzaba para aplastarlo, los jirones de niebla y la voz susurrante le llenaron de ganas de llorar.
-No llores. Vuela.
-No sé volar -dijo Jhon -. No sé...
-¿estás seguro? ¿Lo has intentado alguna vez?
La voz era aguda y tenue. Bran miro a su alrededor para ver de dónde provenía. Un cuervo trazaba círculos descendiendo junto a él pero sin ponerse a su alcance.
-Ayúdame -suplicó.
-Eso es lo que intento -replicó el cuervo.
Bran estiró su mano hacia aquel cuervo tan negro como el vacío que envolvía sus más profundos deseos de vivir.
-¿Eres un cuervo de verdad? -preguntó Jhon cuando el cuervo se posó en su mano.
-¿Estás cayendo de verdad? -replicó el cuervo.
-No es más que un sueño -respondió el pálido chico
-¿Eso crees?
-Cuando choque contra el suelo despertare. -le aseguro Jhon al pájaro.
-Cuando choques contra el suelo, morirás -respondió el cuervo observando directamente a sus vacíos ojos.
Jhon miro abajo. Ya alcanzaba a ver los edificios asomarse entre la densa niebla, las calles cubiertas de asfalto gris y rascacielos dominar su atención. Cerró los ojos y se echó a llorar.
-Así no ganas nada -dijo el cuervo -. Ya te lo e dicho, no llores. Vuela. No es tan difícil, yo estoy volando.
-Tú tienes alas -señaló Jhon.
-A lo mejor tú también. -el chico se tocó los hombros en busca de plumas pero no había rastro-. Hay alas de varios tipos -añadió el cuervo.
Jhon se miro los brazos y piernas. Estaba muy delgado; no era más que piel tensa sobre los huesos. ¿Siempre había sido tan delgado? Trató de hacer memoria. Un rostro surgió entre la niebla gris, brillante, dorado, y se cernió sobre él.
-No creo que esto sea posible -dijo.
Jhon soltó entre gritos y llantos para apartar esa dulce voz de su cabeza.
El cuervo alzó vuelo con fuertes y grandes alas frente a el.
-Olvídate de eso -chilló-. No pienses en eso, es lo último que necesitas, olvídalo, olvídalo, olvídalo...
Volvió a posarse sobre Jhon, está vez en el hombro, y lo picoteo hasta que aquel brillante y hermoso rostro desapareció.
Jhon caía aún más deprisa. Los jirones de niebla gris aullaban a su paso, se desplomaba hacia el suelo.
-¿Que me estás haciendo? -preguntó Bran ya desesperado.
-Te estoy enseñando a volar.
-¡No se volar!
-Pues estás volando.
-¡No estoy volando, estoy cayendo!
-Todo vuelo comienza con una caída -dijo el cuervo-. Mira abajo.
-Me da miedo...
-¡SOLO HAZLO!
Jhon miro abajo y sintió como si se le licuaran las entrañas. El suelo ascendía hacia él todavía más rápido. El mundo se extendía allí, era un tapiz blanco, negro y gris. Lo veía todo con tanta claridad que por un instante se olvido de tener miedo. Veía la ciudad entera y a cada uno de los que allí se encontraban.
Vio a su ciudad como lo hacían las águilas.
Vio hacia el sur y divisó su gran casa apartada de la pequeña ciudad donde residía, sus familiares se encontraban allí reunidos llorando la pérdida del hijo menos amado.
El este y el oeste estaban llenos de vida, la naturaleza y los grandes campos de césped inundados por el frío invierno que lo asechaba.
En el norte todo parecía normal, todos en la ciudad parecían vivir su vida con normalidad.
-Bien, ya lo sabes -el cuervo se posó en su hombro -. Ya sabes porque tienes que vivir.
-¿porque? -preguntó Jhon sin comprender mientras caía sin cesar, todo parecía ir realmente normal sin el.
-Porque hay un futuro preparado específicamente para ti que no puedes dejar ir- señaló el cuervo.
Jhon miro al cuervo, y el cuervo lo miro a el. Jhon miro abajo, todo era frío y soledad, la ciudad estaba destrozada y el humo y ceniza llenaba el gris cielo que decoraban aves grandes y deformes, todo era silencio y oscuridad.
-¿Una persona puede ser valiente aún cuando tiene miedo? Escucho la voz de un niño a lo lejos, cuya voz se perdía en la oscuridad.
-Es ese el único momento en que puede serlo, Jhon -respondió la voz de su viejo amigo imaginario que ahora no parecía tan imaginario.
-Ahora, Jhon -lo apremio el cuervo-. Elige: vuela o muere.
Bran abrió sus brazos y apretó sus puños, entonces un par de alas invisibles detuvieron el viento deteniendo su caída.
-¡ESTOY VOLANDO! .
Jhon despertó en una sala de hospital.Adaptación GOT
Historia sin terminar