Sus profundos ojos azules.

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Era una mañana bastante fría en Madrid, sin embargo, eso no menguaba las intenciones de Juliette para por fin dar el primer paso hacia su independencia

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Era una mañana bastante fría en Madrid, sin embargo, eso no menguaba las intenciones de Juliette para por fin dar el primer paso hacia su independencia.

Lo había pensado toda la noche, las palabras que diría, como los convencería, todo, cuando llegó al comedor, estaba su padre leyendo el periódico y su madre junto a su hermana Ana María, ambas estaban listas para ir a trabajar.

La chica se atrevería a decir que su familia a comparación de muchas otras tenía pensamientos modernos, lo cual era bastante alentador, ya que así por lo menos su papá aceptaría la propuesta de independizarse o eso esperaba.

Al acercarse a la mesa, todos repararon en su presencia.

—Creí que te levantarías más tarde corazón —dijo su madre— ¿Quieres que les diga a las chicas que te traigan algo de comer?

Juliette negó suavemente y se mordió el labio nerviosa—. Yo... quisiera hablar con ustedes.

Era tan evidente su nerviosismo que Francisco y Julia dejaron lo que estaban haciendo para dirigir su atención únicamente a su primogénita.

— ¿Pasa algo malo?

Juliette se quedó en blanco y todas las palabras que bravíamente había ensayado se borraron de su mente, así que solo pudo soltar todo de golpe—. Quiero ser independiente —Francisco solo la vio como esperando algo más—. Y quiero... quiero aplicar para puesto en tu compañía papá.

Nadie decía nada y eso ponía a la chica más nerviosa, finalmente, después de un codazo de Julia, Francisco pudo reaccionar.

—Bueno... sabes que siempre puedes trabajar como secretaria, pero realmente creí que no era lo que tú querías.

Ella se removió incomoda—. Bueno yo... me refería a aplicar como ejecutivo.

Ahora el incómodo era él—. Hija... nada me gustaría más pero sabes que no puedo.

— ¿Por qué no? Soy igual de buena que William.

—No lo voy a repetir, me parece bien que quieras independizarte, no voy a prohibírtelo, sabes que no soy así, pero olvídate de la idea de trabajar en la empresa como ejecutivo.

— ¡Soy tú primogénita! Tengo algo de derecho.

— ¡Entonces compórtate como tal! ¡Siempre tengo que soportar que aparte de no tener hijos varones, se hable de que mi hija mayor es una idealista! Y que sea la última vez que me alzas la voz, puede que te deje hacer lo quieras pero no tientes a tu suerte.

Todo se había ido al desastre, su padre ya estaba enojado, aunque por lo menos había logrado que aceptaran que se independizara. En un burdo intento de tranquilizar las cosas, Julia decidió intervenir.

—Cariño, puedo hablar con Elena para que entres como aprendiz en el taller de costura de la familia de su esposo, sé que eres buena en eso.

Juliette la vio con mala cara e inmediatamente Francisco le respondió rudamente—. Escúchame bien Juliette León Cortés, si no aceptas alguno de esos trabajos la única forma que saldrás de aquí será casada con quien a mí se me de mi regala gana. ¿Te quedo claro?

Amor y LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora