Encuentro inesperado

52 3 2
                                    

   Como siempre, frecuenté aquella cafetería. Era de esperarse encontrar a los mismos clientes de siempre en aquel lugar, aunque de vez en cuanto aparecían nuevos rostros, no les prestaba mucha atención puesto que no era de mi interés e incumbencia. Aún así me fijé en él, un chico el cual parecía estar leyendo uno de mis libros favoritos, me emocioné internamente de cierta manera, comenzando a acercarme con una pequeña sonrisa tímida de oreja a oreja, era una de las primeras veces que sentía tal interés por alguien ageno a mi pequeño círculo social.

   Hablamos con completa normalidad, era un sentimiento similar al que sentía cuando hablaba con mi grupo de pequeños idiotas, sentía que simplemente encaja. Conversamos sobre nuestro punto de vista de tal libro el cual era "El silencio de las palabras", reímos con timidez ante las miradas de los demás, en parte no nos importaba ser vistos como los nerds que éramos. Descubrí que su nombre era Zack y asistía a mi misma Universidad, aunque tenía una capacidad diferente a la nuestra, su ceguera era casi imperceptible por los demás. Aún así, lograba leer mediante libros especiales para personas con capacidades diferentes, se le hacía un tanto difícil, por lo que, en ese momento sentí un sentimiento muy parecido a la admiración, no lo comprendía del todo, pero aún así  le sonreí de manera sincera y bondadosa.

_¿Sabes? Se me acaba de pasar una idea por la cabeza, ¿quieres oírla?-. Al sentir aquel movimiento de cabeza en señal de aprobación, tomé aire para poder hablar, manteniendo aquella sonrisa tan sincera que me caracterizaba en cierto modo._

_¿Te gustaría que te leyera yo? Realmente no me molesta, pero claro, es tu decisión-. Logré pronunciar antes de que mi rostro comenzara a enrojecer con levedad ante aquella pregunta tan repentina y rara, pero, apresar de eso, aquél chico sólo me sonrió de manera dulce para luego pronunciar un claro y tierno "si" acompañado de un movimiento de cabeza._

   Las horas pasaron, estabamos hundidos en nuestros ideales y puntos de vista referentes a la literatura, según hablabamos, descubrí que teníamos planeado estudiar en la misma área, la literatura. El mesero nos observó con comprensión, soltó un amable suspiro y comenzó a encaminarse hacia nuestra mesa, sabía que era la hora de ir a nuestro hogar, pronto oscurecería. Tenía por seguro que si no nos hubiese anunciado la hora de cierre, lo más probable es que hubiésemos seguido hablando sin parar, me conocía realmente bien, por lo que simplemente solté una pequeña risita con amabilidad mientras salíamos entre disculpas al habernos quedado hasta tales horas.

   Salimos, cada quién tomó su ruta para poder llegar a casa, yo fui en dirección al sur mientras que Zack se dirigió al norte. Tardé, pero finalmente llegué a casa, pensando en nuestro acuerdo. Nunca lo olvidaré, tal promesa era muy importante para nosotros, una promesa la cuál estoy seguró que no romperé, leerle por el resto de mi vida.

Te leeré por el resto de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora