Ahora está fuera de mi control. El paquete esta de camino. Salgo de la oficina de correos sin el tique.
En algún lugar profundo bajo mi ceja izquierda,la cabeza todavía me late. Cada trago tiene un gusto amargo,y cuánto más me acercó al instituto,más estoy cerca de desplomarme.
Quiero desplomarme. Quiero caer allí mismo sobre la acera y arrastrarme hacia la hiedra. Por qué justo detrás de la hiedra la acera hace una curva,siguiendo la parte exterior del aparcamiento del instituto. Pasa a través del jardín delantero y se mete dentro del edificio principal. Lleva hasta las puertas principales y se mete por un pasillo,que continúa serpenteado entre hileras de taquillas y clases a ambos lados,para acabar entrando por la puerta siempre abierta para la primera clase.
En la parte delantera del aula,de cara a los alumnos,estará la mesa del señor Porter. El será el último en recibir un paquete sin remitente. Y en medio de la sala,a un pupitre a la izquierda del de él,estará el pupitre de Hannah Baker.
Vacío.
