COMENZANDO...

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Fue mi primer día de clase de mi último año de la secundaria y todas las cosas que la mayoría tenía o conocía antes habían cambiado... Con las nuevas formaciones de los grupos de tercer año, me quedé solo en un grupo casi totalmente desconocido... Quizá tan sólo contaba con unos cuantos compañeros de un pasado distorsionado, sin embargo, casi todos no me llevaba bien con ellos... Algunos eran odiables y otros no los podía soportar... Por un momento creía que me iba a quedar solo y no me sentiría muy a gusto con mi nuevo grupo... Hasta que supe de tu existencia...

Yo estaba hasta atrás del salón, mientras tú estuviste sentada casi hasta delante del pizarrón. Antes te juntabas con otro chico que me caía un poco mal y hasta ya lo conocía desde hacía unos años... Para ese entonces, aún no alcanzaba ningún grado de siquiera sentirme atraído por tu apariencia o personalidad. Y más sin embargo pasé gran parte del tiempo mirando tu espalda desde donde yo estaba. Créeme que lo primero que me enganchó hacía a ti fue tu cabello. Me habían gustado mucho las pequeñas ondas que formaba tu largo cabello.

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Había pasado una semana después de que entramos a clases y no hallaba la forma de intentar hacer que supieras de mi existencia. Mas o menos el resto de la semana solo pasaba mirándote estando a unos pocos metros de distancia entre tu butaca y la mía...

Un día, recuerdo que fui a acercarme con una amiga llamada "Erika" (de las más escasas personas con quien contaba). Y entonces ella me presentó ante dos chicas de las que no me esperaba que ya se trataran. Me presentaron a "Karina" y finalmente... Me terminaron por presentarte...

La segunda cosa que me hizo que me enganchara hacía a ti fueron tus ojos. Muy a pesar de que tus ojos fueran de color café claro, lo diferente de los ojos de otras personas es que los tuyos parecía que tuviera una fuerza de vida muy vibrante. Era como si mis ojos se deleitaran con tu mirada y sí que lo disfrutaban... Y fue así que tomé la decisión de hacer una plática buena para empezar a tratarte. Y parecía que te había agradado, pero tú siempre fuiste conocida por ser muy callada. Tan solo contabas con tu amigo "Alexis" y con las otras dos amigas. También tenías a otra amiga que te juntabas en los recesos, pero esencialmente tú siempre estuviste sola en aquel entonces.

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Después de unas escasas semanas, terminé con la suerte de que tú estuvieras en la misma fila que yo. Debido a unas formaciones particulares de todo el salón que había postulado nuestra tutora, fue así que terminamos tratándonos entre los dos, ya que Erika y Karina estaban en otros lugares alejados de nosotros.

Recuerdo que empezábamos a platicar acerca de nuestros gustos musicales. Y así fue que supe que te inclinabas más al Rock de España y te gustaba el anime. Personalmente jamás me había llamado la atención todo lo que ofrece el submundo del anime. Son muy escasos los animes que realmente me han gustado hasta la actualidad...

Mientras más pasaban los días, más podía entenderte. Así supe que no eras muy buena en la escuela (mucho menos para las matemáticas). Así que hubieron varias ocasiones en que te ofrecía mi ayuda, ya sea explicándote los temas o directamente te prestaba mi cuaderno para que copiaras.

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Unos dos meses después de empezar las clases fueron más que suficientes para darme cuenta que eras todo un misterio. Particularmente todos los miércoles y viernes faltabas a la escuela. Honestamente no pensaba que influyeras parte de mi para sentirme alegre en los días de clase...

Te lo menciono de una vez porque en aquel tercer año de secundaria estuve casi solo. Jamás tuve con quien juntarme en los recesos. De mis antiguos amigos de los años anteriores no había posibilidad de juntarme con ellos, ya que unos ya tenían a sus respectivos grupos de amigos y hasta uno de ellos pasaba todo el receso con su pareja. Claro que también les hablaba a Erika y a Karina, pero ellas siempre preferían estar en el salón encerradas y discutiendo y hablando de cosas que honestamente me aburrían. Para ese entonces tu me platicabas de los animes que te gustaban, y muy a pesar de que no me llamara mucho la atención, aun asi me agradaba que tú me platicaras de tus gustos. O también pasábamos parte del tiempo compartiendo nuestras canciones favoritas de los dos por el Bluetooth, y eso sin contar de los momentos en que te contaba cosas graciosas que veía por internet...

Algo que también me iba percatando sobre ti fue el hecho de pasar por problemas fuertes acerca de tu propia familia. De entrada supe que tú no eras de la colonia como la gran mayoría de los demás de aquel año. Tú habías estado mudándote a algunos lugares bastante lejanos. Y eso que te ponía la piel pálida de tan solo apenas y mencionar el hecho de tener problemas. No te hacía  mucho bien que digamos recordar que tu familia estuviera inestable...

Mientras más cosas me enteraba de ti, me daba cuenta que los dos no somos tan diferente como yo pensaba. Conoces y jugaste algunos videojuegos que a mí me gustaban, nos gustaba mucho la música, apenas y teníamos unas cosas en común con respecto al anime y al manga. Y yendo en  lo más profundo de nuestros corazones, los dos tenemos caminos con dificultades elevadas, los dos no hayamos forma de expresar nuestras inquietudes a excepción de cuando lo platicamos con el otro. Eres a quien más confió de este mundo y todo indicaba que yo fui tu única persona en quien más confiabas.

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El pasar del tiempo de al menos unos tres meses, mientras más me acercaba a ti, más sentimientos intensos se iban manifestando dentro de mi corazón... Me había enamorado de tu simpatía, de tu alegría y de tu sonrisa dulce. Y más sin embargo ni siquiera tú eras perfecta. Tú también tienes tus defectos. Por las influencias de los problemas de tu familia, había veces en que me hacías a un lado de maneras no muy amigables que digamos... Por más que intentaba proporcionarte mi ayuda y compañía (que era lo que más necesitabas) tú te negabas a ello y me hacías a un lado. Y era de un día para otro en que estabas feliz de que estuviera de tu lado y otros días de repente te volvías muy cortante. No creas que no me llegaba ponerme mal. Si te habías tardado en notar mis inquietudes acerca de tus actitudes, era porque te tuve paciencia... Yo comprendía que tuvieras momentos muy malos...

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